El martes 24 de octubre, la Ciudad de México dio un paso importante en igualdad de género, al ser publicada en la Gaceta Oficial la aprobación de la iniciativa que presenté en septiembre de 2016, la cual reforma el artículo 58 del Código Civil capitalino para que, de común acuerdo, los padres de familia decidan el orden de prelación de los apellidos de sus hijos.

 

Con esta publicación quiero agradecer al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, al consejero jurídico, Manuel Granados, y a cada uno de los grupos parlamentarios que se sumaron y aprobaron esta iniciativa en la Asamblea Legislativa.

 

Esta acción que presenté en el pleno tiene como principal finalidad dar un paso hacia la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres, así como los asuntos relacionados con el matrimonio y los vínculos familiares. Con esta publicación rompemos con la antigua tradición de que el padre transmitiera o heredara a sus hijos el apellido paterno.

 

El nombre y apellido son un derecho reconocido por organismos internacionales y por la Constitución Política Mexicana, además de ser la forma habitual que se utiliza para identificar e individualizar a las personas. En nuestro país, desde el siglo XIX, se siguió la antigua tradición española que imponía que el apellido del padre antecediera al de la madre, pero hoy, gracias a estas reformas, la hemos erradicado. No más machismo en la CDMX.

 

Actualmente, en la mayoría de los países de Europa, se utiliza sólo un apellido para registrar a los recién nacidos, permitiendo a los padres elegir qué apellido llevarán los hijos. La libertad también se ha extendido a la elección voluntaria de un “nombre de familia” que puede ser el del hombre o el de la mujer o una combinación de ambos, siendo a elección de la pareja. En lo que sí coinciden todos los países es en la obligatoriedad de que, una vez elegido un apellido familiar, éste sea el mismo para todos los hijos. Este mismo criterio se adopta en dicha reforma.

 

En México, el primer estado en incursionar fue Yucatán en 2013, posteriormente le siguieron Morelos y el Estado de México; esta vez toca a la Ciudad de México ejercer tal derecho, principalmente cuando se ha caracterizado por modificar patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios, las prácticas tradicionales y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de género.

 

Cabe destacar que las políticas públicas en la ciudad capital prevalecen por adoptar medidas adecuadas para asegurar condiciones de igualdad, así como los mismos derechos y responsabilidades para hombres y mujeres.

 

Esta iniciativa es un gran logro en la Ciudad de México, principalmente porque busca erradicar el machismo y empoderar a las mujeres.

 

 

 

caem