Los pensamientos suicidas no son exclusivos de los adultos. Las cifras indican que bajo ciertas circunstancias niños desde los cinco años piensan en esta posibilidad como la única salida a una difícil realidad. Pero no es sólo una idea, se calcula que unos 150 menores de entre cinco y 14 años se quitan la vida cada año.

 

“Me quiero morir”, responde un menor que a pesar de su corta edad busca la manera más sencilla de hacerlo, la ocasión perfecta y consigue todos los elementos para cometer un suicidio, explica Edith Padrón Salomón, jefa de la Clínica de las Emociones del Hospital Psiquiátrico Infantil Juan N. Navarro.

 

Son niños que han sufrido maltrato por parte de sus padres e incluso compañeros de escuela, o que han sido abandonados o abusados física, mental o sexualmente.

 

La depresión o trastornos de ansiedad derivados de estos entornos difíciles se traducen en niños que se muestran distraídos, con falta de apetito e interés en la escuela, con mucho sueño y que no quieren salir de casa.

 

Datos del área de investigación de Neurociencias de la farmacéutica Eli Lilly México señalan que el suicidio en niños de entre cinco y 14 años aumentó 42% en una década, al pasar de 105 a 150 niños casos cada año.

 

Cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a propósito del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se celebra el 10 de septiembre, revelan que 3.7% de los cinco mil 12 casos registrados en 2010 ocurrieron entre menores de entre 10 y 14 años, con una mayor prevalencia entre las niñas.

 

Luis Méndez Cárdenas, miembro de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, añadió que la presencia de trastornos como déficit de atención psicosis, esquizofrenia o el consumo de drogas condiciona también las tendencia suicidas entre los infantes.

 

“Cualquier niño que no se comporta como un niño normal es porque tiene un problema. Los padres y los maestros deberían estar al pendiente, pero prefieren culpar a los niños por lo que les está pasando”, afirmó Padrón Salomón.

 

EL PRIMER INTENTO, SEÑAL DE ALARMA

 

La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP, por sus siglas en inglés) estima que por cada suicidio consumado hay por lo menos 20 intentos.

 

En el caso de los niños hacen todo lo posible por quitarse la vida aunque en la mayoría de los casos no lo logran. Méndez Cárdenas narró el caso de una niña de 10 años que se cortó las muñecas. “No supo cómo cortarse, sólo se lastimó y el daño fue mínimo, pero la intención real era la de suicidarse”.

 

No obstante, los especialistas coinciden en que se debe poner atención al primer intento y llevar al niño para que reciba atención psiquiátrica, ya que existe una alta probabilidad de que haya un segundo intento, que podría ser fatal.

 

Datos de la farmacéutica Eli Lilly indican que los pacientes que intentaron suicidarse en la etapa adulta o la adolescencia tuvieron la idea de hacerlo desde la niñez, pero nadie lo notó.

 

Adolescentes en riesgo

 

El suicidio entre jóvenes de 15 a 19 años también es un problema. De acuerdo con el INEGI representa la tercera causa de muerte, con 6.7% de las nueve mil 902 defunciones ocurridas en este grupo poblacional y 15% de los suicidios a nivel nacional.

 

S bien las jóvenes de 15 años son quienes más intentan quitarse la vida con fármacos o cortándose, son los varones los que en mayor medida logran su objetivo al utilizar métodos más violentos como las armas de fuego.

 

Las razones son las mismas que en los niños: depresión y ansiedad, además de enfermedades mentales que no fueron detectadas durante la infancia.

 

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