Las “alianzas pervertidas, casi gays” –Oscar Levin Coppel dixit— del PAN y el PRD, incluyendo las que celebraron para las elecciones del 5 de junio pasado para echar al PRI de varios estados que gobernaba, no han sido rentables ni política ni económicamente para el partido de las hordas, bandas, tribus, pandillas y mafias, confiesan importantes miembros de esta organización.

 

Y como no les han dejado nada, ni migajas, están considerando seriamente si “se casan” para la elección del Estado de México el próximo año, agregaron aquéllos. Sin embargo, manifestaron estar conscientes de que cada quien por su lado (PAN y PRD) no podrán enfrentar a la maquinaria electoral que el PRI ya puso en marcha desde que Luis Enrique Miranda llegó como titular de la Secretaría de Desarrollo Social, lo que, confiesan, “nos ha dejado perplejos, pues nosotros pensamos que la echarían a andar por ahí de fin de año, principios del siguiente”. Bisoños, pues, acotan los observadores políticos objetivos e imparciales.

 

El problema es que después de la debacle que sufrió el PRD en las elecciones de 2015, que lo pusieron “in artículo mortis”, y cuyo desenlace fatal ahora sí podría ocurrir en junio de 2017, sólo tienen dos opciones: la primera, “casarse” poniendo su candidato, en cuyo caso sería Alejandro Encinas, y sus condiciones.

 

La segunda, que se dejen mangonear, “one more time”, por el PAN. Bueno, a juicio de los observadores, podría existir una tercera vía: aliarse con Morena, en donde el principal y único accionista es Andrés Manuel López Obrador. Si llegara a presentarse esta alianza, el PAN se quedaría “colgado de la brocha”, lo que podría resultar catastrófico para las “famiglias” de este organismo, que sueñan con regresar –no lo que se llevaron los émulos de la “Familia Burrón” ni los “Amigos de Fox”– a Los Pinos.

 

Hace un par de semanas comentamos en este espacio que Alejandra Barrales había sido electa presidenta nacional del PRD para el periodo 2014-2017, con la encomienda de Andrés Manuel López Obrador –de quien es íntima “cuatacha”, dicen los que conocen al tabasqueño–, de negociar la comentada “alianza pervertida, casi gay”, para que Alejandro Encinas sea el candidato de la unidad del PRD y Morena, lo que algunos perredistas importantes parecen confirmar con las confesiones comentadas al principio de este comentario.

 

Lo que el “nuevo PRD” de Alejandra Barrales tiene bastante claro es que si en 2017 “no se suben al tren” acompañados con Morena o con el PAN, no va a llegar a la estación de 2018. Peor todavía: se puede morir.

 

Agenda previa

 

El gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, pasará a las páginas de la historia de esa entidad por haber sido el único mandatario que en toda su administración no encontró la fórmula para combatir a la delincuencia organizada y desorganizada, que ha sido, según sus propias palabras, “el talón de Aquiles” de su gobierno.

 

La violencia en todas sus formas de expresión se ha recrudecido año con año en los principales municipios del Estado de México. Hace dos años, Eruviel anunció “un cambio de timón para regresar la seguridad a esa entidad”; llegaron miles de efectivos del Ejército, la Marina, la Policía Federal y la estatal para reforzar la lucha contra el crimen organizado. Pidió a sus mal gobernados “su confianza y comprensión… verán que pronto tendremos muy buenas noticias en esta materia…”. Prometió. Pero éstas nunca llegaron. Lo que sí llegó, ayer, fue un contingente de mil 500 soldados, 150 marinos y mil 500 policías federales que contribuirán a establecer la paz y tranquilidad de las comunidades mexiquenses, que el gobernador nunca les dio.

 

¿Y así aspira a “la grande” en 2018?