Los veteranos espaciales Scott Kelly, de la NASA y Mijail Kornienko, de la Agencia Espacial Federal Rusa (Roscosmos), partirán a órbita el 27 de marzo desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI), donde permanecerán hasta marzo del 2016.

 

Es la primera vez que NASA envía a alguien al espacio por un año (12 meses); las misiones regulares a la plataforma duran un semestre.

 

Con más de 50 años de edad, el astronauta estadounidense y el cosmonauta ruso pasarán de ser investigadores del espacio a ellos mismos ser objeto, o mejor dicho sujetos, de la investigación.

 

Scott Kelly ha pasado más de 180 días en el espacio. Es capitán de la Marina (EU) y participó como piloto en la misión del transbordador espacial STS-103 en 1999; como comandante en la misión STS-118 en 2007; como ingeniero de vuelo en la Expedición 25 de la ISS en 2010; y como comandante de la Expedición 26 en 2011. Está casado con la congresista Gabrielle Giffords, tiroteada en enero de 2011 en Arizona.

 

Kornienko con más de 176 días en el espacio, es un militar retirado, vinculado a la industria espacial desde 1986, cuando trabajó en la Corporación Rocket and Space-Energía como experto en el manual de caminata espacial. Seleccionado candidato a cosmonauta de prueba de Energía en 1998 y se formó como miembro de apoyo de la Expedición 8 de la EEI y trabajó como ingeniero de vuelo de la expediciones 23 y 24 de la estación en 2010.

Pruebas médicas

 

Foto: AP
Foto: AP

 

La misión busca saber a qué retos médicos y psicológicos se enfrentan quienes permanecen mucho tiempo sin gravedad, con el horizonte especial de lo que pueda ocurrir en futuros vuelos espaciales largos previstos para explorar el Sistema Solar y la mira puesta en la tan ansiada misión tripulada a Marte.

 

Los científicos focalizan los efectos del vuelo espacial en los telómeros; las estructuras protectoras de los cromosomas, que se acortan a medida que uno envejece y quieren saber si el proceso es similar en el espacio.

 

Se evaluarán los cambios en el rendimiento de los dos astronautas en tareas funcionales en un ambiente de baja gravedad; se comprobarán efectos piscológicos a través de pruebas de cognición, estudios neurológicos y pruebas de reacción. Y se tendrán en cuenta problemas de comportamiento asociados al aislamiento y confinamiento.

 

También se examinará salud ocular, respuesta del cuerpo a los cambios de líquidos en ambiente sin gravedad. En cuanto al estado metabólico, estas investigaciones tendrán en cuenta marcadores salivales, perfiles bioquímicos y la relación entre los marcadores biológicos de estrés oxidativo e inflamatorio y el riesgo de aterosclerosis. Se validará una estrategia de vigilancia inmune integrada.

 

Los astronautas pondrán a prueba su resistencia, el estado de sus huesos y se comprobará cómo cambia su microbioma en el espacio, cómo se relacionan y son capaces de retener información.

 

“Los valiosos datos científicos que se obtengan nos darán una idea de cómo el cuerpo humano responde a estancias más largas en el espacio, apoyando la siguiente generación de la exploración espacial”, afirmó Julie Robinson, jefa de la NASA para la estación espacial.

 

Así como permitirá determinar medidas para reducir riesgos asociados a futuras misiones.

 

En estos momentos, es una interrogante lo que le sucede a quienes se mantienen en órbita más allá de un semestre. “Lo que no sabemos ahora es cómo será el período de seis a 12 meses“, agregó.

 

“Estamos hablando de ello desde el punto de vista científico, pero no estamos teniendo discusiones realmente profundas hasta que tengamos la primera información de los dos primeros. Si vemos algo dramático, eso va a cambiar la forma en la que todo el mundo ve el tener más misiones de un año”.

 

NASA añadió que en el año de misión se harán hasta 500 investigaciones de distinta índole.

 

Gemelo en órbita y estudian a hermano en la Tierra

 

Foto: Especial
Foto: Especial

Mark y Scott Kelly, ambos astronautas de la NASA, serán protagonistas de una “investigación de vanguardia” en la que se intenta establecer las diferencias biomédicas que experimente uno en función de la permanencia del otro en el espacio.

 

La misión de Scott tendrá como prioridad cumplir en órbita con estudios de orina y sangre, además de otros parámetros, para contrastarlos con otros iguales en su hermano Mark, quien fuera uno de los comandantes de la última misión del transbordador espacial.

 

Kelly proveerá datos especialmente únicos, precisó Robinson.

 

La controversia

 

A dos meses de que partan, hay científicos que piden sumar a otros para que los secunden en esas largas misiones.

 

Dos personas son insuficientes desde la perspectiva científica, ha dicho también Robinson.

EEI
Foto: Especial

 

La agencia quiere comenzar a compilar datos sobre Scott y Mijaíl, antes de tomar decisiones firmes sobre otras misiones de un año, señaló.

 

La NASA y sus socios —Rusia, Europa, Japón y Canadá— ponderan hasta 12 tripulantes en misiones de un año en la estación. Todos, a excepción de los rusos, son novicios en misiones tan largas.

 

Los avances técnicos y médicos desde las misiones rusas de un año en las décadas de 1980 y 1990 señalan que se puede aprender más esta vez, dijo NASA. Las dos partes colaborarán en muchos de los experimentos.

 

El gerente del programa de la estación espacial, Mike Suffredini, dijo que NASA pudiera esperar hasta que cápsulas tripuladas desarrolladas comercialmente estén listas para lanzar astronautas desde EU antes de repetir la experiencia que harán Kelly y Kornienko. Lo que no serán antes de 2017 o 2018.

 

SpaceX y Boeing, los dos contratistas 

 

Desde el retiro de la flotilla de transbordadores espaciales estadounidenses en el 2011, las cápsulas rusas Soyuz han sido la única forma de transportar tripulantes a la estación internacional y de regreso.