Para quienes habitan comunidades del país dominadas por el crimen organizado, existen narcos buenos y malos, dependiendo del apoyo, o por el contrario, de los daños que estos personajes proporcionen a la población.

 

Mucho tiene que ver la zona de donde los delincuentes son originarios. Por ejemplo, el cártel de Sinaloa puede ser bondadoso para quienes habitan esta entidad o para los duranguenses, que por otra parte no dan buenas referencias de Los Zetas o del cártel del Golfo.

 

Las poblaciones de Tamaulipas, por el contrario, suelen tener versiones distintas de estas mismas organizaciones delictivas.

 

De acuerdo con habitantes de localidades de Durango, donde se disputan dos de las organizaciones más importantes del narcotráfico en el país, el cártel de Sinaloa y Los Zetas, hay diferencias notables entre los personajes dedicados a esta conducta delictiva en cuanto a sus objetivos y trato a la población.

 

Ahí, quienes son parte del cártel de Sinaloa, tienen imagen de benefactores porque apoyan escuelas, regalan despensas, exterminan a secuestradores y asaltantes, y eso provoca que refuercen el tejido social. A esto se debe que no los denuncien “porque no se meten con nadie, sólo se meten con quienes andan mal”.

 

Mientras tanto, aseguran que quienes son parte de Los Zetas, son vistos como sicarios malos, e incluso por eso son atacados “por la gente de El Chapo”.

 

De acuerdo con los relatos de pobladores de comunidades de los municipios de San Dimas, Topia, Nuevo Ideal, Tamazula y Durango, la percepción que existe entre muchos jóvenes y adultos, es que quienes son parte del cártel de Sinaloa, son personas que compran y venden droga para enviarla al extranjero, “pero no para envenenar a los que viven en las comunidades”.

 

Los relatos de defensa hacia ese grupo delincuencial refieren que aplican castigo a los narcomenudistas; “a uno le cortaron tres dedos de la mano, para que escarmentara, porque andaba vendiendo cochinada, y ellos le dijeron que no debía andar envenenando a la gente de la comunidad”, explica un hombre de 55 años de cabello cano, que vive cerca de Guatimape, Nuevo Ideal.

 

Su percepción sobre la presunta bondad de quienes son parte del grupo liderado por Joaquín Guzmán Loera, coincide con el de una mujer que vive en San Miguel de Cruces, una localidad serrana de San Dimas.

 

Para ella, quienes han limpiado de secuestradores las comunidades de Viborillas, Santa Gertrudis, San Miguel de Cruces y El Maguey, son presuntos integrantes de Gente Nueva.

 

“Hasta andan con unas gorras que dicen que son de ese grupo, y cuando andan muchos malandros secuestrando ejidatarios, hacen limpia, los matan porque andan haciendo cosas que El Chapo no les autorizó”, relata como parte de las versiones que circulan sobre la bondad del narcotraficante que aparece en las listas de la revista Forbes, como uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo.

 

Una joven del municipio de Durango que estudia la licenciatura considera que los jóvenes que han logrado disminuir la violencia en Durango, en los dos últimos meses, son personas del cártel de Sinaloa, a quienes se refiere como Los Emes.

 

“El Flaco –un lugarteniente de Los Emes-, es un chavo buena onda, invita los drinks en los antros; trae guaruras, y cuando le gusta una morra, los escoltas hasta la acompañan al baño y la esperan”, dice con cierto aire de admiración por ese joven de 25 años.

 

Un adolescente de cabello oscuro, y de más de un metro ochenta de estatura, quien apenas cursa el último grado de bachillerato, señala que El Flaco, es el líder de la plaza, y hace fiestas en haciendas cercanas a la capital, en las cuales hay mucha seguridad, “y unas buenas trocas”.

 

Una versión semejante dan pobladores de Tamazula, municipio donde se encuentra el rancho Las Trancas, el cual tiene los accesos pavimentados, y en el que se encontró un narcolaboratorio en 20009.

 

Habitantes de esa zona serrana que es parte del denominado Triángulo Dorado, dijeron que hay plantas de luz, salones, bardas y mobiliario, que ha sido donado a las escuelas primarias y secundarias por enviados de Guzmán Loera.

 

 

 

La otra cara

 

Sin embargo, habitantes de Tamaulipas, la zona en la que han dominado el cártel del Golfo y Los Zetas –antes unidos y hoy enemigos-, piensan diferente y consideran que la gente de El Chapo Guzmán y sus células les hacen daño y los agreden.

 

En cambio, estas comunidades de Reynosa, Río Bravo o Matamoros, por ejemplo, recuerdan la época en la que Osiel Cárdenas Gullén, el líder del cártel del Golfo hoy extraditado a Estados Unidos, llenaban estadios los días 30 de abril para dar regalos por el Día del Niño.

 

A ellos mismos les agradecen a estos grupos delictivos la construcción de escuelas y de obras viales que han beneficiado a localidades enteras.