Soy una figura molesta pero necesaria, decía Emmanuel Carballo, quien falleció este domingo, a los 84 años, en la Ciudad de México, de un problema cardíaco, de acuerdo con fuentes cercanas al escritor y ensayista.

 

“Mi papel se presta más a la censura que al elogio. Y es natural, el crítico es el aguafiestas, el villano de película del Oeste, el resentido, el amargado, el ogro y la bruja de los cuentos de niños, el viejo sucio que viola a la chica indefensa, el maniático, el doctor Jekyll y míster Hyde: en pocas palabras, el que exige a los demás que se arriesguen mientras él mira los toros desde la barrera”.

 

El crítico mexicano Emmanuel Carballo afirmaba que sus simpatías literarias como crítico estaban con los innovadores, con aquéllos que luchan por implantar una manera de vivir (de escribir) distinta.

 

“En los momentos más significativos de sus vidas como escritores prefiero a José Vasconcelos y no a Antonio Caso, a José Juan Tablada y no a Efrén Rebolledo, a José Gorostiza y no a Jaime Torres Bodet, a Octavio Paz y no a Rafael Solana, entre otras muchas opciones que podría citar”.

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