En unos meses estarán definidos los candidatos a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y para nadie es secreto que Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador se encuentra en un nivel de alta competitividad para esta elección. La candidatura de ese partido tiene tres aspirantes: Ricardo Monreal, Claudia Sheinbaum y Martí Batres.

 

 
Si se tratara de una designación sin duda López Obrador impondría en directo a Claudia Sheinbaum, mujer inteligente, capaz y progresista, talentos que no son el principal activo de la hoy delegada en Tlalpan, sino su absoluta incondicionalidad al líder de Morena.

 

 
Sin embargo, los números favorecen al delegado en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, quien no sólo compite en inteligencia con Sheinbaum, sino que le lleva un largo trecho en habilidad política, experiencia de gobierno como diputado, senador y gobernador de Zacatecas, pero lo más importante, capacidad negociadora y mesura personal.
En el caso de Martí Batres, sus posibilidades son casi nulas y su precandidatura obedece más a su intención de obtener otra posición para seguir jugando en la búsqueda de una posición por Morena, ya sea como candidato a diputado o senador o eventualmente como integrante del gabinete de la Ciudad de México.

 

 

 

Así las cosas hay que entender que además de la encuesta que en tres meses se realizará para medir la popularidad de los candidatos de Morena y tener elementos para la designación de su candidato a jefe de Gobierno, lo más importante es el corazón de AMLO. Razón por la cual habrá que entender que el objetivo más importante para el Peje es lanzar en la Ciudad de México un candidato que le garantice votos para su nuevo intento de lograr la Presidencia de la República en 2018.

 

 

 

Aunque es un despropósito pensar que el PRD está muerto en la Ciudad de México, es ahí donde está la mayor fortaleza de Monreal, pues el delegado en Cuauhtémoc es una figura política nacional con capacidad real de competencia en la lucha por la Jefatura de Gobierno de la capital del país contra un perredismo que hará todo por mantener en sus manos el bastión que le da fuerza e influencia en todo México.

 

 

La lucha por la capital va con todo. Por ejemplo, llama la atención cómo desde la Asamblea Legislativa del Distrito Federal el PRD lanzó una ofensiva infructuosa contra Sheinbaum por su estatus de investigadora de la UNAM, situación laboral y académica en la que se encuentran no pocos funcionarios de los gobiernos capitalino y federal, que los propios diputados locales perredistas atribuyen al secretario de Movilidad, Héctor Serrano, como parte de las escaramuzas por complicar la ruta a los aspirantes de Morena.

 

 

El caso es que junto con la elección del Estado de México, donde el PRI se juega contra el PAN buena parte de las posibilidades para mantenerse en la Presidencia de la República y Morena pretende convertirse en factor de decisión nacional, la designación del candidato en la Ciudad de México es para Andrés Manuel López Obrador prioritaria para sus aspiraciones en 2018, por lo que no dudará en apoyar a Monreal si le abona una buena cantidad de votos, aunque no le guste nada que el delegado de Cuauhtémoc tenga una trayectoria propia y que sus aspiraciones no se queden sólo en la Jefatura de Gobierno.