La educación y la ley no se llevan bien en Michoacán. En ese estado, la universidad pública es cerrada por quienes no aprobaron un examen, las clases de primaria son canceladas por fanáticos religiosos, los alumnos de kínder son usados en marchas, y las escuelas Normales son tomadas porque los alumnos no quieren aprender inglés.

 

El secuestro de 40 choferes y sus respectivos vehículos, perpetrado por normalistas, es sólo el último capítulo de un mes aciago para la educación en aquella entidad. Los estudiantes están en contra de la reforma federal a las escuelas Normales. O, mejor dicho, de dos puntos de esa reforma: “En Michoacán hay muchas poblaciones donde la lengua materna es un dialecto, y en esta reforma se incorpora inglés. E incluye la materia de Tecnologías y ciencias de la información, pero como a las primarias les falta mucho equipamiento pues no serviría”, explica uno de los alumnos inconformes. Además, dice, “daña la organización interna de cada Normal. La reforma ya no permitiría que las mismas gestiones se realicen ante el gobierno. Las gestiones antes se hacían directamente y ahora la reforma no lo deja”. Con la reforma, las exigencias se procesarían por los mismos medios que tienen las otras escuelas superiores.

 

Los alumnos tomaron las ocho Normales del estado, secuestraron a los choferes y exigen una reunión con el gobernador Fausto Vallejo (quien ya los recibió una vez). El único problema es que él no puede solucionarles nada.

 

“Después de más de un año de consultas, los muchachos nos salen con que quieren un programa alternativo, lo cual no es posible, porque es prorrogar la ley. Y es ley federal. Es a la Federación a la que le compete la educación básica y normal. Entonces los muchachos se encajonan en una protesta no viable. El Gobernador no puede hacerle cambios. Es una impostura de los muchachos”, explica Álvaro Estrada, subsecretario de Educación Media Superior y Superior de la Secretaría de Educación Pública del Estado.

 

 

“El poder que tienen los alumnos es grande, deciden muchas cosas. Y ¿cómo reducir este empoderamiento? Tenemos que empezar de una manera no macro sino micro, en cada escuela. A los maestros no les está gustando esta manera de tomar decisiones de poder de los alumnos, Los alumnos tienen que respetar”. Sinuhé Rangel, director de la Escuela Normal Urbana J. Jesús Romero Flores, de Morelia, abunda: “Argumentan que Michoacán fue excluido y es falso. Michoacán es el único estado que rechaza la reforma. Y es uno de los pocos estados que continúa con la asignación de plazas automáticas. Ellos quieren que se continúe con esto. Hay un malestar del colectivo de maestros”.

 

El Subsecretario agrega: “Las demandas explícitas de los alumnos no se pueden cumplir, pero estamos abiertos al diálogo. Si hay motivaciones no explícitas… no querría especular, nosotros debemos ceñirnos a lo que piden”.

 

Una situación similar enfrenta la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), donde rigió Miguel Hidalgo y estudiaron José María Morelos y Melchor Ocampo. La UMSNH Estuvo tomada por un mes, porque el movimiento de los estudiantes que no logró entrar a la nicolaita decidió presionar al rector, Salvador Jara.

 

“Es un problema económico y político. Y sí, hay muchos grupos. Hay cosas que tienen interés más allá. A veces son intereses desde la misma universidad, pero no académicos. Nosotros observamos que las peticiones inmediatas no corresponden a lo que hacen estos grupos. Ojalá supiéramos exactamente quiénes están y qué buscan…”.

 

Y asienta: “Michoacán tiene una tradición política particular: los jóvenes y los movimientos sociales son mas agresivos. Se ha acentuado en recientes fechas, en el que grupos y organizaciones estudiantiles, lejos de pedir cosas académicas, hacen presión política con la toma de la ciudad, en lugar de buscar soluciones dentro de la legalidad. Y la reacción del Estado ha sido muy lenta”.

 

La Universidad Michoacana no cedió en la asignación de más espacios. Y el gobierno del estado afirmó que tampoco lo hará ante los normalistas. En el otro lado del espectro, está el problema de la Nueva Jerusalén, donde un grupo religioso prohibió por la fuerza que hubiera clases en la primaria. Y aún no hay solución de fondo.

 

 

Hoy, el subsecretario de Gobernación, Obdulio Ávila, realizará una visita a Morelia, donde se reunirá con el presidente municipal, padres de familia denominados laicos o disidentes, y representantes del Ejecutivo para analizar el acuerdo firmado para que los niños de la comunidad regresen a clases.

 

Desde el 24 de septiembre iniciaron las clases para un grupo de 107 niños en la escuela “Vicente Guerrero” de la comunidad de la Ermita (Nueva Jerusalén). La Secretaría de Gobernación ha realizado reuniones con los integrantes de la comunidad “tradicionalista”, que rechaza la impartición de clases por parte de la SEP y derribaron una escuela para impedirlo.

 

Situación de crisis

 

El diagnóstico sigue siendo preocupante: “Hay una crisis de gobernabilidad en Michoacán”, resume la senadora Luisa María Calderón, hermana del presidente Felipe Calderón, ambos michoacanos.

 

Cocoa, como se le conoce, afirma: “La Universidad Michoacana, el problema de la Nueva Jerusalén o los normalistas son problemas añejos que no se han atendido y que, además, ante la falta de autoridad, los ratones a retozar, cuando no hay una autoridad pues sales y haces más cosas”. Y menciona un factor básico en el problema: la inmensa deuda que dejó el ex gobernador perredista Leonel Godoy, buena parte de ella, simplemente desaparecida: “La deuda del estado es gravísima, porque la ASF ha estado investigando y hay unos huecos, en educación faltan más de 400 millones sólo del ejercicio pasado, no hay manera de comprobar en qué se gastaron, y en seguridad, que es más alarmante, sólo en el ejercicio de 2011 faltan 280 millones. No es sólo pedir a la Federación: ‘dame dinero’, ahí hay responsables, que primero se les castigue”. No hay ningún detenido por este desfalco.

 

De hecho, el gobernador Fausto Vallejo aseguró ayer que el Estado ya no tiene dinero para pagar la próxima quincena de los trabajadores del Poder Ejecutivo. Y clamó por el auxilio federal.

 

 

Ya desde el 23 de septiembre pasado, la secretaria de Educación de Michoacán, Teresa Herrera, había informado que la entidad había pedido tres mil millones de pesos para el inminente aguinaldo de sus empleados y profesores.

 

Por si todo este coctel fuera poco, hay que sumarle el problema de los sindicatos magisteriales. Además del SNTE, opera ahí la CNTE, que rechaza la evaluación de maestros, defiende a rabiar las plazas automáticas e incluso secuestra y distribuye la nómina de los maestros. Eso sí, ambos sindicatos apoyaron la reciente toma en la UMSNH. Por situaciones como esta, en 54 planteles de educación básica en Michoacán no se inició a tiempo el actual curso. (Con información de Ana María Cano/Provincia)