En Michoacán está por ocurrir lo mismo que hace 11 años: el regreso de la violencia y la toma de control de los municipios por parte de la delincuencia organizada. Parece un mal presagio, pero los datos hablan por sí solos.

 

En los últimos siete meses, el incremento de homicidios dolosos en la entidad ha sido de 142%; si tomamos en cuenta la cifra de enero a julio de 2016, al corte de julio se habían cometido 771 homicidios, 261 víctimas más que en el mismo periodo del año pasado.

 

Es cierto que luego de los operativos implementados en Michoacán tras el surgimiento de las autodefensas, los delitos de alto impacto habían disminuido, pero ahora hay que observar las cifras que se reflejan en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública para poder ver cómo delitos, como el robo simple, de vehículos, de casa habitación, están aumentando de nueva cuenta en la entidad.

 

Y es que en Michoacán parece que la historia se repite y no se aprende. En junio de 2005, el entonces presidente Vicente Fox y su secretario de seguridad pública, Ramón Martín Huerta, anunciaban el operativo México Seguro, en el cual se envió a militares y policías federales a capturar y desmantelar la presencia de los Zetas en los municipios de Tierra Caliente.0

 

Esos operativos de 2005 hablaban de una depuración de territorios como Apatzingán, Buenavista, Aguililla, Tepalcatepec y otros más ubicados en la llamada Tierra Caliente. Un año después, y tras el nuevo abandono de la entidad, los grupos delictivos resurgieron al igual que la violencia.

 

Eso llevó a Felipe Calderón a lanzar, el 8 de diciembre de 2006, el llamado Operativo Conjunto Michoacán desplegando cuatro mil 200 elementos del Ejército y mil de la Marina, así como mil 400 federales.

 

Tres años duraron las acciones en Michoacán durante el sexenio calderonista, lo que llevó a una tensa calma al estado y a la evolución de los grupos delictivos como fue el caso de la Familia, que se transformó en una organización con mayor control del territorio como lo fueron los Caballeros Templarios.

 

En 2012, la violencia se recrudece en Michoacán, y para febrero de ese año surgen las autodefensas, situación que obligó a la administración del presidente Enrique Peña Nieto a implementar todo un operativo y hasta a crear la figura de un comisionado que terminó por transformar a las autodefensas por policías comunitarias.

 

Pero ocurrió lo mismo que en 2005, el operativo funcionó y el estado y las regiones entraron al olvido por parte de las autoridades, pese al llamado de los pobladores que decían que en muchos municipios no se realizó un desarme y que la región era un polvorín.

 

De acuerdo a las investigaciones de la PGR y a las autoridades federales en Michoacán, están operando hoy día grupos de antiguos Caballeros Templarios, autodefensas que nunca lo fueron y que aprovecharon la oportunidad para no ser detenidos y que ahora se transformaron en grupos como los Viagras, los H3, la Nueva Familia, los cárteles de Jalisco Nueva Generación y Guerreros Unidos. Hoy, en Michoacán se vive una nueva disputa; el problema es que ahora no es sólo una organización, sino diversas células que están operando y generando violencia.