Patricia Mercado, secretaria de Gobierno capitalina. Asegura que problemáticas como el comercio en la vía pública no van a desaparecer, por lo que se debe trabajar todos los días en encontrar soluciones; señala que Miguel Mancera sería “un excelente Presidente”

 

Entre las dependencias que conforman a la administración capitalina, la Secretaría de Gobierno es la que más interviene ante problemáticas como el ambulantaje  y las protestas.

 
En ella, la batuta en los acuerdos políticos que mantienen la gobernabilidad de la ciudad la lleva una mujer que pasó de lo ciudadano a lo administración pública, desde donde busca el “principio del diálogo para resolver cualquier conflicto”.

 
Patricia Mercado está segura que hay problemas en la capital mexicana que no desaparecerán y esa es ahora su prioridad… aunque en 2018 espera seguir en un lugar dentro de la toma de decisiones.

 

 
¿Cuál fue su primer acercamiento a la causa política?

 
Tenía alrededor de 14 o 15 años. Estaba en una escuela católica: las Misioneras de Bérriz, que estaban muy comprometidas con la jerarquía de la Iglesia católica, en lo que se llamó la Teología de la Liberación; era una corriente que en ese momento había ganado la mayoría al interior de la Iglesia en el mundo, una propuesta de compromiso con los pobres, con la justicia.

 
Estas monjas hicieron un grupo que se llamó Juventud amiga trabajando unida, ése fue mi primer acercamiento a lo que era trabajar en una colonia popular de Ciudad Obregón, Sonora, de donde soy originaria. Trabaje con jóvenes de esa colonia popular.

 
El tema era que la pobreza no era algo dado, sino que formaba parte de la injusticia y la desigualdad, por eso había que trabajar para tomar conciencia de que las cosas pueden cambiar a favor de la gente.

 
Empecé más con la sociedad civil que en la política. En ese momento, en el Norte,  estaba fuerte la guerrilla, había una situación política en la que no existía la apertura democrática.

 
¿Siempre su bandera fue enfocada a defender el papel de la mujer?

 
No siempre fue bajo esa dirección, eso ya fue cuando llegué a la Ciudad de México, a la Facultad de Economía de la UNAM. Más o menos como a los 19 o 20 años, me vinculé con mujeres que ya estaban trabajando. Llegué aproximadamente en el año 78 y ya había pasado en 1975 la Primera Conferencia Internacional de la Mujer de la ONU, que fue en México.

 
El movimiento estaba muy vivo y había grupos; el movimiento feminista ya empezaba a destacar en el país. Me relacioné entre Ciencias Políticas y Economía con un grupo de mujeres estudiantes que estaban reflexionando sobre el tema del feminismo.

 
Con algunas amigas sonorenses que me habían precedido formamos el Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias. Ahí empecé mi conocimiento, porque eran sobre todo grupos de estudio. Ahí empecé a entender por qué las mujeres no teníamos acceso a las mismas oportunidades y derechos que los hombres. Para mí llegar a la universidad algo era absolutamente fuera de lo normal en Ciudad Obregón Sonora, como que me salí del carril.

 
A partir de eso se convirtió en mi compromiso central; es decir, yo traía una convicción de que iba a dedicar mi vida laboral, profesional, mi día a día, a trabajar por la justicia en México, incluso me vine de Sonora pensando: “bueno, en Sonora quieren que me case y me quede como ama de casa, pero acá voy a realizar esa convicción que tengo”.

 
Para mí era importante lo que pasara por mi cuerpo, por mis emociones, así que decidí: “mis temas van a ser trabajar por el derecho de las mujeres trabajadoras”.

 
¿Y en qué etapa se encuentra ahora en este camino?

 
A partir de mediados de los noventa formé parte de una corriente feminista que se planteó la entrada a la política: el Sexto Encuentro Feminista Nacional Mexicano, que se realizó en Acapulco. Ahí, en 1992, lanzamos la campaña Por el 52%, que era  ocupar espacios  de toma de decisiones, fue cuando recién empezó en el movimiento feminista la pregunta y la agenda de “tenemos que llegar a los puestos de decisiones”.

 
En 1996, que se da una reforma política en la Ley Electoral, formamos lo que fue Diversa, una agrupación política feminista. Me vinculo a esta agenda de la participación política y eso me lleva a pasar por la candidatura a la presidencia.

 
Así fui en ese camino y con esa convicción de lucha que fue mayoritaria de muchos países, formo parte de ese contexto internacional. He sido beneficiada de esa lucha, porque yo misma me he puesto el objetivo de llegar a espacios.

 

 
¿Cuál fue el primer acercamiento con Mancera?

 
Yo ya estaba en la idea de que después de la campaña presidencial debía estar en un espacio de toma de decisión. Yo no lo había estado, en realidad vengo de la sociedad civil, todo mi trabajo fue ahí. Entonces dije: “todo lo que sé, todo lo que he trabajado, esto que yo le he enseñado a las mujeres, es algo que debo a hacer”, así yo supe que regresaría a la participación de la política pública, en el Ejecutivo o en el legislativo.

 
Por mi historia de vida, estoy mucho más cómoda en el Ejecutivo, es decir, he sido una activista y aquí hay que hacer cosas todos los días y resolver problemas todos los días. Entonces, le mandé decir (al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera), a través de Martha Lamas, que si me invitaba a su gabinete para ser secretaria de Trabajo, porque ese era mi expertis (especialidad, esa era mi área de trabajo.

 
Esa era mi mejor manera de llegar, porque si bien el de Mancera es un gobierno que llegó por un partido político, él no era de un partido político, es un ciudadano. Pensé que era la mejor manera de entrar.

 
No le hizo ninguna bola a Martha Lamas, y pensé “está bien, yo hice mi esfuerzo” y decidí que tal vez esperaría a 2015 para entrar a un cargo legislativo. Y en eso, el único que renuncia al gabinete del jefe de Gobierno, seis meses después, fue Carlos Navarrete, ex secretario de Trabajo. Ahí se acomodaron los astros.

 
El jefe de Gobierno le dijo a su gabinete, entre ellos a Salomón Chertorivski, a quien conozco desde hace muchos años, que propusieran a una mujer.

 
Entiendo que el jefe de Gobierno investigó quién era yo y decidió, creo que ya tenía una referencia sobre mí. A partir del desarrollo que yo tuve durante ese año, en ese cambio tan fuerte que se da en 2015, en términos del panorama político de la Ciudad, es que me invitan para decirme: “a ver, lo que necesito acá en la Secretaría de Gobierno es alguien que tenga la capacidad de hablar con todos, a unos y a otros, y lograr de esa manera la gobernabilidad en la ciudad”.

 
Me invita y por supuesto acepté el reto. Me dijo: “si fuiste candidata presidencial, puedes ser secretaria de Gobierno”.

 
¿Qué le pesa más a la CDMX, el ambulantaje o las protestas?

 
Yo creo que los dos, hay una cuestión importante, porque gran parte de la protesta en este momento se desarrolla en redes sociales y no en el espacio público. El derecho a la protesta está garantizada, aquí el tema es cómo conciliamos el uso del espacio público, que no se abuse del espacio de bloqueo.

 
Y el comercio en vía pública si bien es una actividad legítima para ganar ingresos, el crecimiento indiscriminado ya hizo crisis. Ese crecimiento no regulado, donde un líder es el que decide dónde se pone y  no los gobiernos delegacionales, que son los que deben de decidir; eso es lo que está en crisis.

 
Las dos son problemáticas que no van a terminar y que hay que estar mucho tiempo trabajando con eso, la Ciudad de México es una ciudad de servicios y comercial… y el comercio popular reclama su espacio, no tiene dinero para grandes plazas; pero reclama también áreas y eso es lo que estamos trabajando.

 
Las dos son problemáticas que merecen nuestra atención y que estamos todos los días pendientes.

 

 
¿Cómo se ve en 2018 que es un año electoral? ¿Apoyará al jefe de Gobierno?

 
En términos de mi convicción, en lo que yo quisiera y lo que creo que puedo hacer bien es seguir en un espacio de toma de decisión. En este momento mi prioridad es atender los problemas ciudadanos desde esta secretaría; pero me veo ahí, en los espacios de toma de decisión. Eso depende de muchas cosas y nos solamente de voluntad.

 
Y me parece muy bien que el jefe de Gobierno ha manifestado que quiere ser un candidato independiente a la Presidencia de la República, me parece que tiene todo el bagaje, la experiencia, las convicciones, realmente está convencido de que lo que hemos ganado de derechos y libertades en la Ciudad hay que extenderlo a todo el país.
Me parece que sería un excelente Presidente y ojalá que sí tenga todas las posibilidades de desarrollar esto. Me parece que a México le iría muy bien con un Presidente como él.

 

 
¿Y usted se ve dentro de la Ciudad de México en algún cargo?

 
Lo único que puedo decir es que trabajaré, y espero que pueda lograrlo, para seguir en un espacio de toma de decisión; puede ser ejecutivo, legislativo, federal, local; pero en este momento todo mi interés está en la ciudad, no es tiempo de proselitismo.