Ya ni debería extrañar. Nueva tunda y baile. Cero y van seis duelos al hilo (tres derrotas y tres empates) que ya acumula México sin vencer a Estados Unidos con la derrota de 2-0 en el amistoso en el Alamodome de San Antonio, Texas, algo que nunca había sucedido en la historia de la Selección Nacional.

 

Números que se hacen costumbre cuando el Tri juega ante su vecino del norte que cada vez crece más, o los verdes se empequeñecen: 13 triunfos para Estados Unidos, cinco empates y cinco victorias para México, en los duelos del nuevo siglo. Así se demostró. Estados Unidos no dejó ver el balón al selectivo mexicano, circulación rápida, vertical, agresiva. Nada que ver con el esquema de antaño en que los verdes estaban acostumbrados a encontrar a un rival parapetado atrás, sólo a la espera de un contragolpe para ganar.

 

El Tri sufrió abajo, se vio superado, abrumado en ocasiones, sobre todo en los primeros minutos del primer lapso, porque la ofensiva mexicana no tuvo su primera opción a cargo de Eduardo Herrera a punto de terminar el primer lapso.

 

El resto, sólo chispazos. Empezando por El Cubo Torres, quien incluso llegó a encararse con Omar González; o del mismo Luis Montes, en su vuelta al tricolor, aunque aún lejos del nivel que alguna vez llegó a tener, sin peso específico en el medio campo.

 

Por eso no fue extraño que en el arranque del segundo lapso Estados Unidos marcara diferencia en una atropellada salida de los verdes que Jordan Morris, un jugador que ni siquiera es profesional, sino que juega en la liga universitaria, resolvió sobre el achique de Cirilo Saucedo.

 

El segundo tanto llegó al 71, ahora sí, bajo la vieja fórmula, contragolpe a velocidad y Saucedo se comió un disparo controlable de Juan Agudelo. Preocupante, el Tri de la Liga local fue repasado una vez más por el vecino del norte.