La escasez de alimentos y el miedo de perder la vida por las revueltas en contra del Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela ha generado que sus habitantes opten por solicitar residencia temporal o refugio en México.

 

 

 

 

 

Cifras proporcionadas por la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación señalan que de 2015 a 2016 el número de venezolanos que trabajan de manera formal en México aumentó en cinco mil personas.

 

 

 

 

 
En 2015 fueron 20 mil y en 2016 se registraron 25 mil con empleo formal, mientras que de enero a la fecha se ha contabilizado el ingreso de otros 11 mil venezolanos en el mercado formal.

 

 

 

 

 
Este sector cuenta con residencia temporal, la cual les autoriza a permanecer en México por un tiempo no mayor a 4 años, con derecho a entrar y salir del país cuantas veces quieran y con la opción de renovarla.

 

 

 

 
Por otra parte, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) recibió solicitudes 361 venezolanos en 2016; finalmente se apoyó a 338 personas. De enero a finales de marzo de este año han registrado 405 solicitudes.

 

 

 

 
Ghina Rodríguez es una de las venezolanas que ha buscado refugió en nuestro país.

 

 

 

 

 

En una entrevista con 24 HORAS, comentó que tuvo que salir en 2014 de Venezuela junto con sus hijos y pedir refugio a la Comar, luego de que su esposo, Guillermo Sánchez, fue asesinado por simpatizantes del Gobierno de Nicolás Maduro.

 

 

 

 
“Ese día venían disparando contra cualquier persona que se les atravesara. Mi marido venía de la casa de mi suegro, estaba pintando y cuando supo que la situación estaba difícil vino a ver si mis hijos y yo nos encontrábamos bien, pero en el transcurso lo hirieron, lo patearon y lo tiraron a los policías, que luego lo dejaron en la clínica más cercana”, donde murió, relató.

 

 

 

 
Farida Acevedo, representante de la asociación Voluntad Popular Internacional, también dejó su país en 2009: “La situación ya estaba mal, porque ya no se conseguía azúcar, leche, aceite, pollo, la inseguridad estaba muy fuerte. Cerca de mi casa habían matado a dos personas”, manifestó a 24 HORAS.

 

 

 

 
Por su parte, Rafael González aseguró que está muy agradecido con México, pues “ es un país muy noble y aquí moriré”, luego de calificar como una pesadilla la situación que vive su país natal; sin embargo, su situación es diferente a la de quienes escapan de la violencia, pues él llegó a Zacatecas en 1994, nacionalizándose en 2005.
“Yo les recomiendo (a mis compatriotas) que se naturalicen, les digo que tengan todo en regla y que cada quien decida”, afirmó.

 

 

 

 
TESTIMONIOS

 

 

 

 
“Comía solamente una vez al día y tenía que compartir, al igual que la medicina. Decidí salir por la inseguridad que hay y creo que no voy a volver por un buen periodo, hasta que todo se calme”

 

 

 
Pedro Pablo Pernía
Llegó a México hace un año

 

 

“Lamentablemente no hay nada en mi país más que hambre y mucha inseguridad. Decidí salir porque me puse grave de salud y reaccione. Estoy solicitando refugio a la Comar”

 

 

 
Elvis Rodríguez
Llegó a México hace 15 días

 

 

A escondidas, venezolanos envían medicinas a su país

 

 

 

Venezolanos residentes en México han construido una red entre ambos países que hace acopio de medicinas para enviar a fundaciones en Venezuela, a cuyo Gobierno piden que declare al país en emergencia humanitaria.

 

 

 
“Estamos totalmente en contacto con los organizadores y los trabajadores de las fundaciones”, cuenta la doctora Omarli Brizeño, quien admite que la clandestinidad de sus acciones es irremediable debido al Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro.

 

 

 

 
La organización opera desde una parroquia del barrio de San Fernando, en el Sur de Ciudad de México.
Mujeres y hombres reciben y clasifican con precisión cirujana las medicinas, para después enviarlas a Venezuela con viajeros anónimos.

 

 

 
Cabe destacar que las autoridades venezolanas han incautado en diversas ocasiones no solo las medicinas, sino también los pasaportes de los viajeros.

 

 

 
“Me detuvieron, me están pidiendo dinero, me requisaron el pasaporte”, son algunos de los imprevistos que enumera Guevara.

 

 

 
En esos momentos, la red se pone en funcionamiento, interviniendo personas de las fundaciones del país para tratar de desactivar la situación.

 

 

 
Una vez sorteada la aduana, “al llegar a la fundación, las personas con su receta y su informe médico pueden buscar los medicamentos que necesitan”, relata Brizeño.