El gobierno y los actores políticos del país tendrán que dar un salto gigante con la reforma energética, so riesgo de que los cambios legales y estructurales que se pretenden en el sector queden rebasados mucho antes de ver la luz.

 

Y es que -como atinadamente señala el internacionalista Moisés Naim- se viene dando una profunda revolución en el mundo energético que ha hecho surgir un nuevo orden mundial de la energía “que está transformando el planeta”, sin que muchos de nuestros políticos -enfrascados en sus guerras intestinas- siquiera se haya percatado de ello.

 

En su más reciente artículo (“La revolución más importante”) publicado en El País el pasado domingo 26 de mayo, Naim apunta seis eventos que exhibe esta revolución energética: 1. Que China se ha convertido ya en el mayor consumidor de energía, desplazando a Estados Unidos, pero también se ha posicionado como el más importante generador de energía limpia y nuclear del mundo. 2. Que las nuevas tecnologías para la extracción del gas de rocas de esquisto revolucionará en el corto plazo la oferta energética mundial, por lo que se prevé que Estados Unidos se convierta en el principal exportador de energía del mundo para 2020 gracias a estas tecnologías. 3. Que el Continente Americano se ha convertido en el “nuevo epicentro energético del planeta”, desafiando la tradicional hegemonía de Medio Oriente. Los yacimientos en Brasil, Canadá, Venezuela, la reactivación de México y la posición exportadora de Estados Unidos cambiarán las reglas de la oferta energética mundial. 4. Que África también está jugando un papel creciente en los mercados de la energía y ya 17 países de ese continente producen petróleo y gas en un hecho sin precedentes. 5. Que las grandes empresas petroleras privadas tradicionales, conocidas como “las siete hermanas”, han cedido espacio a centenares de empresas independientes y a poderosas empresas estatales que ya concentran 52% de la producción mundial y 88% de las reservas. La competencia ha roto el cártel petrolero tradicional. 6. Que las grandes petroleras chinas merecen mención especial por su agresivo crecimiento como punta de lanza de un gobierno que necesita asegurar y diversificar sus fuentes de suministro. Ya Petrochina produce más petróleo que la estadunidense ExxonMobil.

 

Moisés Naim concluye que el mundo dejará de preocuparse por la escasez energética y la demanda comenzará a declinar a partir de 2020 -según Citigroup- y esto tendrá importantes impactos en la vida de millones de personas en el mundo.

 

Si bien Naim deja ver que México incrementará su producción de hidrocarburos hacia los próximos años -probablemente por las mayores inversiones en exploración y producción derivadas de las reformas legales en energía- también es probable que el valor de las exportaciones petroleras no sólo no se incremente, sino que incluso decaiga por una mayor competencia, derivada de este nuevo orden mundial de la energía que plantea Naim.

 

Con las reformas legales que vienen, México debe actualizar -más allá del petróleo- su agenda de discusión sobre cómo se insertará en el mercado mundial de la energía hacia las próximas décadas.

 

Como decía recientemente el editor adjunto de The Economist para América, Tom Wainwright; con su apuesta sobre una reforma energética sabremos si México es un “tigre azteca” o tan sólo un “gatito”.