En 2013, el flujo de recursos desde y hacia México producto de la evasión fiscal, el crimen, la corrupción y otros ilícitos ascendió a 80 mil millones de dólares, un volumen sólo menor al reportado por otras economías emergentes como China y Rusia y mayor al de Brasil.

 

Ese flujo transfronterizo de dinero obtenido, transferido o utilizado de manera ilegal representó 6% del Producto Interno Bruto (PIB) de México en ese año, revela un estudio elaborado por la consultora internacional Global Financial Integrity.

 

Para calcular ese monto de recursos, el reporte “Flujos Financieros Ilícitos entre Países Emergentes 2004-2013” utiliza modelos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

 

Dev Kar, economista en Jefe de Global Financial Integrity, dijo a 24 HORAS que los flujos ilícitos no sólo afectan la recaudación fiscal, también el crecimiento económico y el bienestar de la población en las economías emergentes, pues este factor reduce la inversión y afecta la capacidad de consumo de los habitantes.

 

“El consumo es una medición del nivel de vida, mientras más alto sea el consumo, mejor es el nivel de vida, pero cuando el flujo financiero ilícito sube, el consumo baja”, precisó.

 

En materia de inversión, el analista, quien también fungió como economista senior del FMI, abundó que por cada punto porcentual que crecen los flujos ilícitos la inversión baja 0.5%.

 

“La manipulación sobre la subfacturación en las exportaciones y la sobrefacturación en importaciones es un mecanismo para el traslado de productos que usan algunas empresas en México” para reducir su cuota fiscal, alertó.

 

El combate a la falsificación en la facturación del comercio, comentó, es una de las problemáticas principales que deben combatir los gobiernos de los países en desarrollo, entre ellos México, pues del total de los flujos ilícitos reportados en el estudio, 80% proviene del comercio internacional.

 

En conjunto con la vigilancia de la facturación se debe reforzar el Estado de derecho para que quienes realicen estos actos sean castigados, al tiempo que es necesario reforzar la supervisión sobre el sistema financiero para evitar el lavado de dinero, comentó.

 

Precisó que la medición se basa en la falsificación de la facturación comercial deliberada, es decir la alteración de facturas, así como las fugas en la balanza de pagos, pero no incluye el tráfico de drogas, porque el tránsito del dinero, generalmente se realiza en efectivo, no es medible en la economía.

 

Sin embargo, de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional, en México cada año se lavan 25 mil millones de dólares, que se podrían sumar a este indicador.

 

Infografía: Xavier Rodríguez