El presidente de México, Enrique Peña Nieto, está a la vanguardia en su compromiso político para reducir el riesgo por desastres naturales, como se reflejó en los huracanes y el sismo que vivió el país recientemente, destacó el Jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción de Riesgos de Desastres, Robert Glasser.

 

Resaltó que el compromiso político es clave para reducir las pérdidas por desastres, ya sea el disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, asegurar una infraestructura resistente y sólidos códigos de construcción, proteger ecosistemas, o prestar especial atención a las necesidades de las comunidades vulnerables.

 

El Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres señaló en un artículo publicado en zilient.org, que hay pocos países en el mundo como México, lo suficientemente resistentes como para responder a un huracán y al terremoto más fuerte en un siglo, acompañado por una amenaza de tsunami.

 

Consideró que “el número de afectados podría haber sido mayor si no fuera por la mejora continua de los sistemas de alerta temprana de México y la gestión del riesgo de desastres para todos los peligros naturales, que ha estado en curso durante más de tres décadas”.

 

Glasser resaltó que funcionarios del Sistema Nacional de Protección Civil de México, creado tras el terremoto de 1985 que cobró más de 10 mil vidas, vigilaban atentamente el huracán Katia, cuando el país sufrió un terremoto de 8.1 grados, que provocó ondas de tres metros a lo largo de la costa del Pacífico.

 

Más de 90 personas perdieron la vida en los estados de Chiapas, Oaxaca y Tabasco, y muchas quedaron sin hogar, especialmente en Juchitan.En la Ciudad de México, dijo, la alerta sísmica dio a los residentes 86 segundos vitales para encontrar seguridad antes de que ocurriera el temblor.

 

El epicentro estuvo más alejado de la ciudad en comparación con el del terremoto de 1985, pero las consecuencias pudieron haber sido mortales sin las medidas adoptadas en los últimos 32 años, subrayó el representante de la ONU.

 

Recordó que hace dos años se inició la activación de un nuevo sistema de alerta sísmica, operado a través de ocho mil 200 altavoces, para familiarizar a los residentes de la Ciudad de México con el sonido de alertas que les dan aviso de hasta 50 segundos antes de un sismo.

 

Para conmemorar el 30 aniversario del terremoto de 1985, la Ciudad de México y el Gobierno federal coordinaron un simulacro nacional de terremoto que involucró a unos 80 mil empleados públicos, 26 agencias gubernamentales y la policía federal.

 

Los beneficios de estas acciones, junto con el progreso constante en la reubicación de poblaciones vulnerables, el fortalecimiento de los códigos de construcción y la planificación del uso de la tierra, son incalculables en términos de salvar vidas, y reducir los daños a la infraestructura crítica y las pérdidas económicas, expresó.

 

Enfatizó que la reducción de la mortalidad, el número de personas afectadas por los desastres y los daños a las infraestructuras críticas, así como la contención de las pérdidas económicas, son esenciales para alcanzar los objetivos a largo plazo de lograr un desarrollo sostenible y resiliente.

 

México, que acogió la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres, es un ferviente defensor de la implementación del Marco de Sendai, el plan global para reducir las pérdidas por desastres, vital para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la implementación del Acuerdo de París sobre cambio climático.

 

JJB