México ocupa la posición 24 según el reporte mundial de felicidad que encabezan Dinamarca, Finlandia, Noruega, Holanda, Canadá, Suiza, Suecia, Nueva Zelanda, Australia e Irlanda.

 

Por región, en América Latina, nuestro país se ubica en el cuarto sitio después de Costa Rica, Venezuela y Panamá, que se colocan en los sitios 12, 19 y 21 del ránking mundial que incluye 153 países, respectivamente.

 

Destaca que China, una de las naciones que lograron en los últimos un mayor crecimiento en su PIB se ubique en la posición 112, por arriba de Japón, su vecino en la región de Asia, que se situó en el lugar 44.

 

La investigación, elaborada por los economistas John Helliwell, Richard Layard y Jeffrey Sachs –candidato a dirigir el Banco Mundial, según declaró él mismo-, analiza una serie de encuestas y estudios de los últimos años, considerando indicadores como ingreso salarial, libertad, confianza en el Estado y expectativas de vida.

 

El reporte, publicado en el marco de un encuentro sobre la búsqueda de la felicidad y el bienestar social en la Asamblea de General de la ONU, colocó en cambio a los habitantes de Togo como los menos felices.

 

El encuentro es una iniciativa que partió de Bután, un país que mide la calidad de vida por el índice de la felicidad interna bruta (FIB) y no por el tradicional producto interior bruto (PIB). Esta pequeña nación se convirtió a sí misma en un experimento científico comenzando a rastrear y a promover “La Felicidad Nacional” hace 30 años por decreto de su ex rey.

 

El Reporte Mundial de Felicidad dice que ésta está distribuida de forma desigual en las naciones y que las razones van más allá del dinero y la política.

 

Basados en valores económicos de felicidad desarrollados en este proyecto, como confianza en los vecinos, por ejemplo, el reporte de 150 páginas argumenta que la política económica tradicional es poco cercana a la naturaleza humana e ineficiente en promover la felicidad, porque se basa en el ingreso y excluye otros factores que mantienen la felicidad.

 

Estos incluyen: “familia y amigos, salud, libertad, el placer de vivir en una comunidad y en una nación justificable y confiable”, indicó John Helliwell, coeditor del reporte y experto de la economía de la felicidad en la Universidad de Columbia Británica.

 

“El altruismo es la discusión central”, agregó el profesor Helliwell. “Debe ser base del progreso sustentable y la felicidad en términos ambientales, sociales y políticos”.

 

Para los economistas, advierte el reporte, la felicidad tiene un punto ciego, viéndola como irrelevante o imposible de medir, o ambos. En su lugar, los economistas hablan de riqueza, la cual es comúnmente necesaria para la felicidad, pero extrañamente insuficiente. Este es la crítica central del reporte.

 

“La lógica de los economistas de occidente del históricamente elevado Producto Nacional Bruto está construida sobre una visión de la humanidad completamente en discrepancia con la sabiduría de los sabios, la investigación de los sociólogos y las prácticas de las publicidades”, se lee en el reporte.

 

“Los economistas asumen que los individuos toman decisiones racionales, que conocen lo que quieren y cómo obtenerlo o llegar lo más cerca considerando su presupuesto. Los individuos se preocupan demasiado de sí mismos y les da placer el consumir”. Estos es una “tontería”, dice el informe.

 

En Columbia Británica, un cúmulo de investigadores, incluyendo a Michael Pennock ayudó a diseñar el estudio de Bután, encontró que el ingreso realmente importa poco en la felicidad y que en cierto grado tiene una relevancia, pero más bien como una especie de beneficio.