Ayer dábamos un avance del endurecimiento panista contra el gobierno de Enrique Peña.

 

El dirigente Ricardo Anaya aprovechará, decíamos, la presidencia de la Cámara de Diputados para blandir banderas de anticorrupción como una forma de marcar y cercar más al Gobierno federal.

 

Pero no desaprovechará otras trincheras.

 

Atacará al PRI y a sus gobernantes donde se pueda.

 

Blancos prioritarios serán los gobernadores salientes de Quintana Roo, Veracruz y Chihuahua, respectivamente Roberto Borge, Javier Duarte y César Duarte, a quienes promete encarcelar.

 

Para simular un combate general, hemos dicho, también, incluirá en la persecución a algunos de los suyos, entre ellos el ex gobernador sonorense Guillermo Padrés y la ex alcaldesa regia Margarita Arellanes.

 

El cálculo político determinará si más adelante se incorporan otros nombres de panistas o de perredistas, siempre y cuando no pongan en riesgo las alianzas electorales para 2017.

 

Ataque a la política social del gobierno

 

La estrategia incluye otros frentes.

 

En el Congreso caben muchas acciones, desde imposición de una agenda legislativa distinta a la del gobierno de la República, hasta la exhibición de funcionarios de mala fama.

 

El coordinador de los senadores del PAN, Fernando Herrera, dio otro paso en el endurecimiento ante el presidente del INEGI.

 

El hidrocálido Herrera Ávila de plano pidió la renuncia de Julio Alfonso Santaella Castell, a quien ve impuesto desde Los Pinos.

 

El conflicto se da por las discrepancias entre el INEGI y el Coneval, de Gonzalo Hernández, sobre la medición de los niveles de pobreza.

 

El INEGI, insistió Herrera Ávila, ha perdido su independencia y rigor técnico, y hoy sus datos increíbles parecen más un intento de propaganda política del gobierno priista rumbo al cuarto informe.

 

Opuso la opinión de “senadores muy preparados en el tema como Ernesto Cordero” y remató:

 

“El daño ya está hecho y el Coneval no puede trabajar con esas cifras”.

 

Un adelanto de cuanto viene por parte del PAN.

 

Narro relaja la política en acto público

 

  • Nada como el humor para relajar la política.

 

Lo demostró ayer el secretario de Salud, José Narro, al asistir a la entrega de 465 ambulancias equipadas por el director del ISSSTE, José Reyes Baeza, y ante el responsable del IMSS, Mikel Arriola.

 

Cuando habló, Narro Robles se refirió a un grito previo –“¡Viva Lic. José! ¡Viva Lic. José!”-, y bromeó:

 

-Creí que eran porras para mí, pero no: eran para José Reyes Baeza.

 

Además, prosiguió, fue el cuarto en el aplausómetro, “pero solamente éramos cuatro, así que quedé en último lugar”.

 

Ya en serio, Narro, Reyes Baeza y Arriola dieron muestra de algo no visto en muchos años, el esfuerzo coordinado en aras de la salud de los mexicanos.

 

  • Temas para los políticos, hay muchos.

 

Tan variados para permitir comidas como Emilio Gamboa con Eruviel Ávila; en una mesa de al lado, Alejandra Sota, ex vocera de Felipe Calderón.

 

Y muy cerca, dos gobernadores de distinto signo, el poblano Rafael Moreno Valle  y el chiapaneco Manuel Velasco.