Frases como “información es poder” y “hay tres tipos de mentiras: piadosas, descaradas y estadísticas” se han vuelto creencias más que comunes. Si bien nadie pone en duda la contundencia de tales aseveraciones, lo cierto es que poco se sabe sobre cómo allegarse la mejor y más fidedigna información a la hora de medir, calcular y predecir si estamos haciendo las cosas de la mejor manera posible o qué deberíamos corregir y qué reforzar; hacia dónde estamos avanzando, si nos hemos quedado estancados o, peor aún, si vamos en franco retroceso.

 

El propósito de toda medición responde a la necesidad de obtener un conocimiento ordenado y útil que nos permita saber a qué tipo de oportunidades, fortalezas y debilidades nos enfrentamos para conseguir lo que queremos o necesitamos para vivir mejor, para superarnos o simplemente para optimizar nuestros recursos.

 

A esta condición, ya de por sí difícil, de conocer en qué terreno estamos parados se añade otro conflicto: si bien medir lo cuantificable (o cuantitativo) tiene sus propios bretes, entramos en una dimensión dura de trascender cuando tratamos de calcular, tantear, sopesar o catar lo cualitativo o, como dicen algunos expertos, lo intangible.

 

Familiarizarnos con las herramientas, los métodos y los tecnicismos que nos permitan mejorar la búsqueda, acopio e interpretación de nuestras mediciones para poder tomar mejores decisiones ha sido el propósito fundamental de los dos talleres de Indicadores de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), que ha impulsado el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, AC (FCCyT), en 2010 y en este año.

 

Durante la versión 2013 de este taller, los días 30 y 31 de enero pasado, más de un orador recurrió al viejo chiste de un hombre que buscaba afanosamente la llave de su casa justo debajo de un farol. Algunas personas se ofrecieron a ayudarlo a hallar el objeto perdido y, cuando agotaron ya la paciencia, le preguntaron al atribulado personaje si estaba seguro de que por ahí había perdido la llave, y éste contestó que no; que la había perdido casi a la entrada de su casa. Sorprendidos, los buenos samaritanos le preguntaron qué caso tenía buscar la llave debajo del farol, a lo que el hombre contestó: “es que aquí hay más luz”.

 

Esta anécdota sirvió para que los participantes en el taller cuestionaran lo importante que es establecer una buena relación entre lo que se busca o investiga con las condiciones del entorno y las herramientas de las que se dispone para evitar caer en el error de buscar donde hay luz lo que hemos perdido en la oscuridad, o de permitir que la manipulación o una mala interpretación de datos, indicadores y estadísticas se conviertan en modos engañosos de representar la realidad.

 

Si algo dejó en claro el Segundo Taller de Indicadores es la necesidad que tenemos, tanto las comunidades de ciencia, tecnología e innovación, como los ciudadanos de a pie de disponer de mediciones confiables y profundizar en los procesos que tienen que ver con las formas y los métodos para recabar información que puede resultar útil y trascendente, pues la casi totalidad de este conocimiento es la base que nutre (o debería nutrir) todas nuestras decisiones.

 

Para las comunidades expresadas en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico es de la más absoluta importancia contar con indicadores relevantes respecto de la calidad, las fortalezas y las debilidades de los tipos de ciencia, tecnología e innovación que se hace en México, pues sólo así podemos contar con el conocimiento y las herramientas que nos ayuden a construir, analizar y construir tanto la masa crítica como la hoja de ruta y la brújula que nos indiquen cuál es el camino o las decisiones que debemos tomar para ser mejores, más competitivos y crecer en lo económico, lo social y lo cultural.

 

Toda la información que han generado estos dos talleres se encuentra disponible para su consulta pública, libre y gratuita en el portal de Internet del FCCyT: www.foroconsultivo.org.mx

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