Todos hacen dinero con Facebook, menos Facebook. Esta frase ha estado en el centro de la discusión de más de una empresa digital, agencia de publicidad, de medios, o simplemente en una buena sobremesa sobre temas de internet. Al menos yo la he escuchado en repetidas ocasiones y hasta hace poco, era muy cierta. Una vez que la red social más importante a nivel mundial ha llegado en casi todo el mundo al techo de audiencia que pudiera tener (superior al 80% de los usuarios totales de internet en México, por ejemplo), la situación ha empezado a cambiar.

 

Una de las industrias que poco a poco verán ese impacto, son los medios de comunicación, que en Facebook encontraron una más de las “salidas” a una difícil situación de la escena editorial. iPad en su momento, fue una de esas salidas, cuando muchos publishers vieron en las tabletas una alternativa que les devolviera el monopolio de la comunicación unidireccional a la que habían estado acostumbrados, con versiones poco o nada modificadas a las impresas. Facebook fue otra, que bien utilizada, ha llegado a convertirse en una de las más importantes fuentes de tráfico “gratuitas” para muchos medios. Pero como comentamos, eso se ha venido abajo poco a poco.

 

Hoy las redes sociales son uno de los primeros, y en muchos casos, el único medio de acceso a noticias de los usuarios de internet en múltiples plataformas, particularmente tabletas y teléfonos móviles. Facebook lo sabe, y por eso ha tomados dos decisiones que hacen que el beneficiario principal de esa tendencia sean, ahora sí, ellos mismos.

 

La primera, un cambio en sus políticas. Bajo el argumento de que su línea de tiempo o timeline, en el que van apareciendo los comentarios empieza a saturarse por la cantidad de asuntos que comparte la gente, lo que podría llevar a un colapso de Facebook, la empresa californiana hizo cambios en su algoritmo para reducir el alcance de los comentarios y por ende, evitar una saturación de su red. Esto ha tenido un impacto importante para medios que solían insertar muchas piezas de información compartidas de forma masiva dejando como única alternativa para volver a alcanzar el mismo tamaño de audiencia, la compra de una pauta publicitaria.

 

El segundo cambio es un producto, llamado “Paper”, una aplicación para leer noticias dentro de la red social en un teléfono móvil, de tal manera que lo único que el usuario requiere para tener la información de medios prestigiosos, es esa aplicación. Es decir, no existe ya la necesidad de hacerte “amigo” de una cuenta de noticias, si cuentas con “Paper”, una alternativa por el momento sólo disponible para iPhone. El producto cuenta con 19 categorías informativas, entre ellas Deportes,  Tecnología y Cultura Pop, y permite que el usuario personalice los temas de los cuales quiere recibir información. Quizá no es algo extremadamente innovador pues productos similares existen ya en el mercado (Flipboard y Pulse, el lector de noticias de la red LinkedIn, por ejemplo), pero sí puede ser un killer, para la industria editorial por el impacto ya mencionado que tiene para los medios de comunicación.

 

La pregunta que da nombre a esta columna, más allá del impacto que las decisiones estratégicas de Facebook tienen, nos lleva a reflexionar sobre el destino futuro en la convivencia entre medios tradicionales y plataformas digitales. Siendo optimistas, los cambios en Facebook, más allá de ser una amenaza representan una oportunidad más para que la industria editorial replantee sus estrategias en un mundo donde el consumo de la información ha cambiado radicalmente.

 

La bonanza del tráfico gratuito que les han dado ayer otras plataformas, hoy Facebook, y mañana algún otro, son sólo una aspirina que alivia el dolor.

 

La primera respuesta deberá venir de una reinvención total del periodismo. Una gran oportunidad para destacar en la era del consumo de información en dispositivos principalmente, móviles.