Desde que salió de la Cancillería, a José Antonio Meade no le ha ido muy bien que digamos.

 

Lo enviaron a la Sedesol –la Secretaría más noble para forjar candidatos presidenciales– con el fin de que se diera a conocer a nivel popular, y nomás nunca se halló.

 

Cuando quiso lanzar su figura –con el anuncio de la reducción de la pobreza–, la campaña se le cebó ante el alud de críticas por el cambio en la metodología de la medición de la pobreza.

 

Y aunque él no fue el autor del desaguisado, la plataforma sobre la que pensaba arrancar una especie de precampaña se vino abajo.

 

Con su retorno a Hacienda –un espacio donde se desenvuelve a sus anchas–, algunos pensaron que las posibilidades de Meade rumbo a 2018 volvían a tomar fuerza.

 

Si bien el escenario económico que heredaba de Luis Videgaray no era prometedor, quizás lograría al menos estabilizar la situación. Con ello sería suficiente para entrar a la baraja de presidenciables. Eso es lo que comentaban en su equipo cercano.

 

En esas estaban los de Hacienda, cuando el terremoto provocado por el triunfo de Donald Trump llevó al peso mexicano por arriba de los 21 pesos por dólar. La moneda con peor desempeño en el mundo. Hecho que, por supuesto, le pega al titular de Hacienda.

 

Pero los nubarrones en el camino de Meade ni son los únicos ni terminan ahí.

 

También en el PRI la tiene difícil.

 

El candado y la Asamblea.- La única manera de que José Antonio Meade pueda lograr la candidatura del PRI a la Presidencia de la República es que se quite de los estatutos del partido el candado que impide a un “simpatizante” del tricolor participar para ese cargo.

 

Cosa que, ciertamente, podría hacerse en la próxima Asamblea Nacional del PRI.

 

Sólo que –y esto ha pasado desapercibido– el dirigente nacional del PRI anunció que la XXII Asamblea Nacional tendría lugar hasta el segundo semestre de 2017. Hacia septiembre, después de las elecciones, según ha precisado Enrique Ochoa.

 

Ahí está el punto fino: cualquier cambio en las leyes –incluidos los estatutos– debe realizarse 90 días antes de que comience el proceso electoral.

 

Y ocurre que el proceso electoral de 2018 arranca en octubre. Lo cual significa que cualquier modificación en los estatutos debe realizarse, a más tardar, entre finales de junio o principios de julio.

 

Así que, si como dice el presidente del PRI, la próxima asamblea tendrá lugar hasta septiembre, entonces Meade queda fuera de la jugada. Por decisión de los propios priistas.

 

Los corren por priistas.- Lo que son las cosas… En Ciudad Victoria, buena parte de la burocracia tamaulipeca votó a favor del panista Francisco García Cabeza de Vaca.

 

 

Y ahora que asumió el del PAN la gubernatura, los está corriendo. De nada cuenta que se trate de gente valiosa. El puro apellido –si se relacionó con el priismo o fue parte de la campaña de Baltazar Hinojosa– es suficiente para el despido. O para no contratarlos…

 

 

GEMAS. Obsequio de Marco Antonio del Toro, abogado de Elba Esther Gordillo: “Obtuvimos una resolución firme de amparo, dictada por el primer tribunal, que la declara inocente por el delito de defraudación fiscal agravado”.