Este sábado, cientos de personas y activistas de la organización no gubernamental Greenpeace protestaron en la Ciudad de México con el objetivo de crear conciencia sobre el peligro de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM),que produce la compañía estadunidense Monsanto.

 

Greenpeace aseguró que se celebra “que tras 20 años de lucha, hemos podido frenar la siembra de maíz transgénico en el país y la soya transgénica en comunidades mayas de Yucatán”.

 

La Alianza Protransgénicos (APT) exige a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) tomar “una decisión responsable” sobre los cultivos genéticamente modificados, luego de que un nuevo estudio sugirió que los mismos son seguros.

 

En un comunicado, la APT citó el estudio “Cultivos genéticamente modificados: Experiencias y Perspectivas”, de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, y afirmó que “los cultivos biotecnológicos (genéticamente modificados o transgénicos) son tan seguros como sus contrapartes convencionales”.

 

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La exigencia de la Alianza deriva de las declaraciones del titular de la Sagarpa, José Calzada Rovirosa, quien aseguró el 16 de marzo pasado que “el uso de transgénicos está en manos de la ciencia y es bajo esa óptica como México tomará una decisión responsable”.

 

Rubén Chávez, presidente de la APT, instó a Calzada a “que tome esa decisión responsable ahora que ya cuenta con el más reciente estudio científico, además de otras 1,200 investigaciones que sobre el tema se han hecho en los últimos 20 años”.

 

El nuevo estudio, coordinado por Fred Gould, entomólogo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, y publicado el pasado 16 de mayo, no encontró evidencias de que el consumo de productos modificados genéticamente provoque daños a la salud.

 

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Además, concluyó que los cultivos genéticamente modificados para resistir insectos tienen beneficios para la salud, ya que reducen las intoxicaciones humanas por pesticidas. También halló que la modificación genética no reduce la diversidad vegetal ni de insectos en los campos.

 

Como aspectos cuestionables el estudio confirma la evolución de insectos y hierbas que presentan resistencia al tipo de pesticidas usados en las cosechas modificadas.

 

Reconoce, como efectos económicos y sociales, que incluso agricultores a pequeña escala se han beneficiado hasta ahora de la modificación genética. Sin embargo, puntualiza que para mantener la producción es necesario el apoyo de instituciones, crédito, fertilizantes y acceso a los mercados locales y globales.

 

Mario Valdés, vicepresidente de la APT, dijo: “Esperamos que a la luz de esta investigación consigamos que las autoridades nos reciban para iniciar un diálogo basado en datos científicos. Ya no hay excusas para que los secretarios de Sagarpa y Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales) sigan sin recibirnos como representantes que somos del campo mexicano”.

 

Rubén Chávez declaró a su vez que “desde ahora, cualquier opinión en el debate sobre los transgénicos tendrá que estar respaldada por datos, y la ciencia ha sido tajante al afirmar que los transgénicos no afectan ni a la salud ni al medio ambiente”. DEC

 

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