El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, y el delegado en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, se preparan para dejar sus respectivos cargos en busca, el primero, de la candidatura presidencial por el Frente Ciudadano y, el segundo, por la candidatura al puesto que hoy detenta Mancera.

 

Lo interesante del asunto, independientemente de los merecimientos o no de cada uno, es que su futuro político estará determinado por dos cosas; la primera: que el Frente pase de ser programático a electoral y la segunda, por el método de selección de candidatos que registre el Frente si se consolida para las elecciones de 2018.

 

Aunque todos los partidos decidieron ya sus métodos de selección y los registraron ante el INE, si dos o más partidos se coaligan deberán registrar un método acordado entre ellos.

 

Lo que se ve venir es una lucha entre Mancera, Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya, por la candidatura presidencial.

 

Y aunque hay otros interesados tanto del PRD como del PAN –el Movimiento Ciudadano ni siquiera pinta-, entre ellos varios senadores del blanquiazul, lo cierto es que la contienda real, por el grado de conocimiento entre la población, se dará entre ellos tres.

 

Monreal deberá contemplar que tiene enfrente a la aún dirigente del PRD, Alejandra Barrales, y a funcionarios de la administración mancerista como el director jurídico Manuel Granados.

 

El zacatecano anunció que dejará el cargo el próximo 10 de noviembre, una vez que rinda su Segundo Informe de Gobierno; entonces se dedicará, como él mismo ha dicho, “a reflexionar’’ sobre las invitaciones que le han hecho para ser candidato a la Jefatura de Gobierno.

 

No se sabe aún si López Obrador realmente está reconsiderando cambiar de candidato en la CDMX, porque ha evadido el tema a pesar de que la delegada en Tlalpan, Claudia Sheinbaum, su ungida, sigue desaparecida en medios.

 

Se pondrá interesante.

 

 

 

Entrada la noche en el Senado seguían las negociaciones para destrabar el método de votación para la destitución o ratificación de Santiago Nieto como fiscal encargado de investigar los delitos electorales.

 

Al cierre de este espacio, la oposición había mandado mensajes de que estaría de acuerdo en que la comparecencia de Nieto y Alberto Elías ocurriera en el pleno y no en la Comisión de Justicia, como era su propuesta.

 

Pero no había avance en la negociación del método de votación.

 

El PRI insistía en que fuera voto secreto y directo, depositado en una urna, en tanto que la oposición unificada exigía que fuera por lista nominal, abierto, para que todo mundo conociera el sentido del voto de cada legislador.

 

Ahí estaban; la propuesta avanzada era que hoy mismo comparecieran Elías y Nieto no sólo por estrategia, sino porque ya no tendrían tiempo para sesionar: la próxima semana se atraviesan los días 1 y 2 de noviembre que, aun cuando oficialmente no son días de descanso, en todo el país se toman como días de asueto.

 

Y los senadores no podían ser la excepción. Faltaba más.

 

 

 

Compareció Emilio Lozoya ante una Fepade decapitada; se declaró inocente.

 

Ello, sin embargo, no será obstáculo para que el ex director de Pemex presente una querella formal en contra de Santiago Nieto por diversos delitos que atentan contra su imagen.