El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, explicó hoy aquí los alcances de la nueva e histórica Constitución aprobada en enero pasado y que fortaleció el estatus político de la capital mexicana.

 

“No fue fácil, tuvimos que luchar con las fuerzas políticas”, reconoció Mancera al disertar en el foro “Las ciudades de América Latina ante los desafíos globales”, organizado por el gobierno de Buenos Aires y el Grupo Prisa.

 

Frente al público que colmó el auditorio de la Usina del Arte, un centro cultural ubicado en el emblemático barrio de La Boca, Mancera recordó que durante mucho tiempo la Ciudad de México sólo contó con un regente que actuaba como administrador y delegados territoriales.

 

A fines de los 90, dijo, comenzó un proceso de democratización relativa en donde ya se pudo elegir a un jefe de Gobierno pero con un marco jurídico muy limitado, porque el presidente de México nombraba al procurador y al secretario de Seguridad.

 

Mancera precisó que, a fines de enero, en la capital mexicana “logramos una reforma constitucional donde la ciudad ya es un estado, se le quita el nombre de Distrito Federal y se denomina Ciudad de México, ya formamos parte de la soberanía del país y de la República, no estábamos considerados”.

 

Agregó que “con todo y la derecha y con todo y las resistencias”, en la Constitución quedaron plasmados los derechos de la comunidad lésbico gay y de protección a minorías de afrodescendientes, junto con nuevas normas para garantizar educación y cuidado del medio ambiente.

 

Destacó, además, el derecho a la “voluntad anticipada” para que los ciudadanos decidan los cuidados médicos que quieren o no en la etapa final de su vida y que, contrario a lo que denunció la Iglesia católica, no se trata de eutanasia.

 

La Constitución, expresó, fue “un reto mayor” porque se tuvo que acordar entre siete fuerzas políticas con visiones que oscilaban de la derecha a la izquierda y al centro, pero finalmente se logró y así la ciudad ganó políticamente un posicionamiento que no tenía.

 

Antes, Mancera detalló los retos que enfrentan metrópolis globalizadas como la Ciudad de México, que tiene nueve millones de habitantes pero debe dar servicio a los 17 millones que van a trabajar en ese territorio.

 

El jefe de Gobierno compartió con su colega de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y el alcalde de Miami, Tomás Pedro Regalado, una mesa moderada por el periodista Carlos Pagni en la que coincidieron en retos comunes en materia de educación, seguridad y planeación urbana, entre otros aspectos.

 

“Hoy casi el 60 por ciento de la población mundial vive en ciudades, se calcula que en 2050 será casi el 80 por ciento”, explicó Rodríguez Larreta para dar cuenta de la dimensión de las problemáticas que enfrentarán los centros urbanos en el corto y mediano plazo.

 

Regalado añadió que, a diferencia de Buenos Aires y la Ciudad de México, Miami no se expandió a los costados sino verticalmente, con edificios que llegan a los 80 pisos y un intenso arribo de migrantes latinoamericanos en los últimos años.

 

En ese sentido, advirtió que las fuerzas de seguridad de la ciudad no actuarán contra los migrantes indocumentados pese a las políticas impulsadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

 

Con respecto a políticas sociales destacadas en cada ciudad, Mancera explicó el programa de “El médico en tu casa”, mientras que Rodríguez Larreta precisó los planes de urbanización de las villas miseria y Regalado, un plan de educación.