De entrada, se observa que el PRD está a la cabeza de las preferencias electorales, aunque de ello no debe inferirse que así permanecerá. La continuidad del sol azteca en el gobierno del DF dependerá cuando menos de dos variables: 1) perfiles de los contendientes –conocimiento, opinión, evaluación de trabajo, trayectoria-, y 2) arrastre (coattail effect) de los candidatos a la Presidencia de la República.

 

Para los electores -especialmente los capitalinos, quienes exhiben un comportamiento electoral altamente sofisticado-, es cada vez más importante el candidato, en detrimento del partido que lo postula. Los votantes mexicanos privilegian a personajes conocidos por su trabajo local, más que por su trayectoria política o social en otros niveles.

 

Los datos del ejercicio muestran ventaja para el PRD, instituto que por sí solo obtiene 38% de la preferencia efectiva (con un punto porcentual más si se consideran las aportaciones de sus aliados PT y Movimiento Ciudadano), y 44% en la preferencia efectiva (46% sumados).

 

Al sol azteca le sigue el PRI con 26% de preferencia bruta y 30% efectiva (27% si se suma el porcentaje del PVEM a la bruta y 32% para la efectiva). En tercer lugar está el PAN con 18% de preferencia bruta y 21% de efectiva.

 

Valga aclarar que la preferencia efectiva calcula los porcentajes de votación sin considerar las opciones de respuesta “Ninguno”, “No sabe” y “No contesta”. Para la medición de preferencia electoral se da mayor importancia a la preferencia efectiva, pues es la que muestra al grupo poblacional que tiene ya una opción (sujeta a cambios), y que por ello sea más probable que acuda a votar el día de la elección.

 

Al poner nombre a las opciones políticas el PRD, con Mancera como abanderado, permanece a la cabeza de las preferencias, con 39%, siendo el caso en el que candidato que le significa más al partido. Tanto Beatriz Paredes por el PRI-PVEM, como Isabel Miranda por el PAN significan pérdidas en puntos porcentuales para los partidos que abanderan si se toma en cuenta la preferencia bruta. Dato no menor en un momento que el electorado nacional está votando cada vez más por candidatos.

 

Tanto los precandidatos del PRD y PAN, como la potencial candidata del PRI, Beatriz Paredes, son personalidades muy conocidas para estar empezando una contienda electoral -Paredes 92%, Mancera 82%, y Miranda de Wallace 72%-, datos inusuales para el inicio de una campaña.

 

Paredes no capitaliza sus altos niveles de conocimiento en preferencia, como sí lo hace el aspirante de PRD, PT y Movimiento Ciudadano, Miguel Ángel Mancera, quien aún con menor nivel de conocimiento logra mejor popularidad. El ex procurador suma 63% de opinión efectiva, con lo que supera los niveles tanto de Paredes como de Isabel Miranda de Wallace, aspirante a la candidatura del PAN.

 

El anuncio del resultado de las encuestas para elegir candidato por la izquierda tiene altos niveles de conocimiento, con 6 de cada 10 capitalinos (57%) enterados del triunfo de Mancera en el ejercicio demoscópico.

 

En el caso de Miranda de Wallace, nominada por el PAN bajo el esquema de candidatura externa por designación directa, son 5 de cada 10, con el 39% que no supo del nombramiento. Llama la atención que el proceso del PRD haya sido más conocido que el del PAN.

 

Importa además que el electorado del DF es particularmente diferenciado, ello puede influir en el “efecto coletazo”. En la elección de 2000, Vicente Fox obtuvo 42% de los votos emitidos en la capital, mientras que el aspirante a la jefatura de Gobierno del blanquiazul, Santiago Creel, logró 33%, 9 puntos menos.

 

En tanto, en el 2006 López Obrador sumó el 58% de los votos del DF para la Presidencia de la República (frente a 27% de Felipe Calderón); mientras que Marcelo Ebrard logró 46%, con 27% de Demetrio Sodi del PAN y 22% de Beatriz Paredes del PRI.

 

Sean los que sean los resultados de la elección en el DF, servirán para analizar el comportamiento de ciudadanos que generalmente reparten sus votos de forma diferenciada.

 

 



 

 

 

 

 

 

PARAMETRIA 2

Perfiles de aspirantes

En la primera medición realizada después de la nominación del candidato de las izquierdas y de Acción Nacional llaman la atención las reacciones del electorado de la ciudad de México.

 

Primero que el elector prefiere a una persona con experiencia en la administración pública (57%) más que a una activista social (23%). De la misma manera prefiere a alguien que pertenezca a un partido político (48%), sobre alguien que se considere ciudadano o no pertenezca a ningún partido (34%).

 

Sin embargo, la cualidad de tener a alguien que cuente con experiencia en el tema de seguridad resulta más que relevante. Tres de cada cuatro electores diría que esa es una cualidad muy importante. Todas estas características son sustanciales para explicar la preferencia por Miguel Mancera o Isabel Miranda de Wallace.

 

A juzgar por los números da la impresión que la decisión del PAN de elegir a una “candidata ciudadana” o “activista” es irrelevante para el promedio del electorado si se le compara con el candidato “no partidista” que nombró el Partido de la Revolución Democrática. Es decir, los electores siguen prefiriendo experiencia en el gobierno y carreras institucionales.

 

Finalmente, en lo que se refiere a las cualidades específicas de los candidatos es interesante observar que a Miranda de Wallace no parece darle un diferencial sustantivo el hecho de ser activista social, que no pertenezca a ningún partido o que sea maestra escolar de profesión. Mientras que a Mancera se le reconoce el haber sido procurador de Justicia y ser doctor en derecho.

 

Se trata de una contienda con mucho que recorrer pero, por lo pronto, con pocas sorpresas después de las primeras nominaciones.