Y ahora ¿qué sigue? ¿hacia donde nos dirigimos? En estos momentos de incertidumbre, de dolor, de hastío de tanto engaño, parece que se abrió la caja de Pandora, esa caja que cuando se abre salen todos los demonios y luego no sabemos que hacer con ellos. Trato de ponerle nombre a estas sensaciones que surgen en mi cuerpo y encuentro mucha tristeza y dolor, dolor de ver como mi país se encuentra herido, muy herido, lastimado en lo más profundo y varios de nosotros nos preguntamos hacia donde vamos como país, con tanta duda, sin creer en la autoridad que moralmente no se ha ganado nuestro respeto y reconocimiento, ya no confiamos como antes en su guía, pues tristemente ha perdido mucho apoyo social. Es un sentimiento de inconformidad general, de estar hartos de tanto abuso y de que crean que nos pueden seguir tomando el pelo con declaraciones absurdas que lo único que hacen es remover mas las heridas y descomponer mas el medio ambiente.

 

Vivir hoy aquí es vivir en un lugar lleno de miedos, de insatisfacciones, de inseguridad, de desconfianza en un futuro real para cada una de las personas comunes y corrientes que habitamos este hermoso país y que hemos permitido que lo acaben, porque de alguna manera todos hemos sido co-responsables al aceptar que abusen de nosotros. En el ambiente se siente el hastío generalizado, el ¡ya basta! y surgen las manifestaciones y alteraciones del orden que lo que buscan es decir ¡ya no mas!. Creo que estas voces están representando a muchos millones de mexicanos que ya no quieren vivir mas en un país sin orden ni respeto, donde la impunidad y la ilegalidad caminan por la calle como si fuera suya y la toman, sin que exista una autoridad que las detenga, porque por desgracia en muchas de las circunstancias están coludidos con estas fuerzas negativas y corruptas.

 

Así veo y siento a México, algo se esta moviendo, se sienten los vientos del cambio, sin embargo considero que el cambio tiene que venir acompañado del cambio interior de cada uno de nosotros, dirigido hacia la transformación de la consciencia que nos permita abrazar al amor y al respeto como principios morales que nos guíen para hacer la transformación y el cambio que el país necesita. Este cambio tiene que venir desde el interior para ir trastocando y purificando todo aquello que esta contaminado, insisto, es desde este cambio de conciencia interna, que surge la consciencia que transforma. Si generamos el cambio desde nuestra individualidad, podemos transformar a nuestra sociedad, sumando y generando el cambio moral de todos y cada uno de los que formamos parte de este querido país. Construyamos un país digno, moralmente respetable, con futuro que pueda integrar a todos.