Luego de pasar a la historia como la primera ciudad sede de los Juegos Olímpicos en sus ediciones tanto de verano como de invierno, Beijing enfrenta todo un conjunto de retos, desde garantizar que haya nieve suficiente en una zona de extrema sequedad hasta despertar el entusiasmo por los deportes invernales en un país donde pocos esquían o patinan.

 

Esto es solo el principio, a esto habrá que agregarle que, es una de las ciudades con mayores índices de polución en el mundo.

 

Así que si se solventa el problema de producir nivel, el inmediato posterior, será conservarla en buen estado.

 

A duras penas nieva en la capital china, la última vez fue en 2011 y la provocaron las autoridades de manera artificial para aliviar una sequía que aquejaba al país.

 

Nieve artificial

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Foto: Especial

 

Fabricar nieve podría ser la solución, este esquema ya se aplicó en unos Juegos Olímpicos, los de Sochi, Rusia en 2014, donde gigantescos cañones lanzaban agua a corrientes de aire de baja presión para generar nieve.

 

La enorme diferencia, es que la ciudad rusa está ubicada en las orillas del Mar Negro y rodeada de grandes lagos, lugares de donde se sacó el agua necesaria.

 

A diferencia de Shoci, Beijing, es una ciudad que de por sí ya sufre de un problema serio de escases de agua.

 

Modificar el ambiente o un gran acueducto

 

Las autoridades chinas manejan un par de respuestas a estas interrogantes, por las que el Comité Olímpico Internacional les otorgó la sede.

 

La primera es construir un gran acueducto que no solo sirva para los Juegos Olímpicos sino para abastecer a los más de 22 millones de personas que habitan Beijing, con un costo superior a los 60 millones de dólares.

 

La otra es aprovechar las corrientes de aire frío provenientes de Siberia, y como en 2011, dispararles Yoduro de plata para que nevara.

 

Montañas… sin nieve

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Foto: Especial

 

Las pruebas de montaña se realizarán en el resort Chongli, en la ciudad de Zhangjiakou, situada a 240 kilómetros de Beijing,  pero las montañas apenas se cubren con una ligerísima capa de nieve, insuficiente para practicar deportes invernales.

 

La solución para esto, igual que en la ciudad, es crear nieve de forma artificial, aunque la gran preocupación son los efectos que pueda traer al ecosistema una inusual cantidad de nieve.