GINEBRA. Unicef y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) pidieron en un informe titulado “Sueños rotos” más atención y más soluciones al drama de los miles de niños no acompañados que cada huyen de la violencia de las maras, o pandillas callejeras, de las que son víctimas, o de una vida de pobreza sin esperanzas.
 
El informe destaca que 63% de los hondureños, 60% de los guatemaltecos y 32% de los salvadoreños viven por debajo del nivel de la pobreza.
 
“El riesgo de que estos niños no acompañados sean secuestrados, víctimas de tráfico, violación, o asesinados durante el trayecto es enorme, y el mayor problema es que el número no deja de crecer”, indicó en rueda de prensa Christoph Boulierac, vocero de Unicef.
 
Según esa organización denunció, al menos 200 migrantes murieron en dicha travesía en los primeros seis meses del año, una cifra que asumen que está subestimada.
 
En 2015, 60% de los fallecidos en Centroamérica murieron en accidentes relacionados con el tren, mientras que esa cifra ha descendido este año 37%.
 
Más allá del riesgo que corren durante la travesía, Unicef está especialmente preocupado por el trato que reciben estos menores no acompañados una vez retenidos.
 
El informe recoge que si bien la mayoría de hombres adultos que son detenidos en la frontera de Estados Unidos son deportados casi inmediatamente, las madres y los niños pequeños pueden pasar meses en detención, y los menores no acompañados incluso años, porque sus casos son revisados por un tribunal de justicia.
 
“El problema es que 40% no tiene abogados. El sistema no prevé un abogado de oficio para ellos”, especificó Boulierac.
 
El informe puntualiza que los que no tienen un abogado tienen más posibilidades de ser deportados.
 
Asimismo, el portavoz denunció el distinto trato que tienen los menores no acompañados en función de su nacionalidad, dado que si son mexicanos se les puede expulsar directamente, pero si son de otro origen tienen derecho a una vista judicial.