No son pocas las personas que están deseosas de que ya termine este 2016. Lo único que me apena recordarles es que ahí viene 2017, que pinta complicado.

 

Podemos decir que si 2016 ha sido causa, el próximo año será efecto. Que muchas de las calamidades sembradas o aumentadas en este año que está por terminar cobrarán factura a partir del domingo de la próxima semana.

 

Ahora, en abono de 2017, hay que decir que puede ser un año de correcciones y de cambio en muchas cuestiones, al menos económicas.

 

Por ejemplo: como consecuencia del deterioro financiero del país que confirmamos este año, 2017 implicará tener un gasto público recortado que influirá en el crecimiento económico. Pero si realmente se hace bien la corrección, veríamos finanzas más sanas en los años por venir.

 

Claro que 2016 nos dejó la sorpresa al mundo entero de la victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos. Lo que veremos a partir del próximo 20 de enero es el inicio de una gestión en ese país de la que, si nos atenemos a las palabras del gobernador del Banco de México, podemos esperar una película de terror.

 

Durante todo el año que está por concluir observamos presiones cambiarias que llevaron la cotización del peso frente al dólar de niveles de 17 pesos por dólar, hasta los actuales 21. Sin tomar en cuenta que apenas hace un par de años pagábamos menos de 13 pesos por dólar.

 

Como consecuencia veremos que este año, que está por iniciar, la inflación superará las expectativas del Banco de México, como no lo habíamos apreciado desde hace muchas décadas.

 

A lo largo de 2016, el propio banco central modificó su política monetaria para combatir esas presiones del tipo de cambio en los precios y elevó su tasa de interés de 3.25 a 5.75%.

 

Como consecuencia de este endurecimiento monetario presenciaremos cómo en este 2017 los créditos serán más caros y eso nos llevará a tener que repensar muy bien el pedir dinero prestado, para el negocio o el consumo.

 

Pero si funciona esta política de aumento del costo del dinero podremos ver cómo para finales del próximo año la inflación iniciará un proceso de baja y eso es una gran noticia, porque no hay peor impuesto para las personas con más carencias que la inflación.

 

En 2016 se congelaron los precios de las gasolinas en un aumento que no fuera mayor a 3%, para no molestar a los electores con incómodos incrementos de los combustibles a la par del dólar y el costo del petróleo.

 

Para 2017, en que ya inicia la apertura al libre mercado (más impuestos) de las gasolinas, se avecina un incremento fuerte para alcanzar los precios de mercado.

 

En fin, 2017 será un año de pago de facturas; lo importante es hacer que el sacrificio cuente y que en los años venideros se puedan corregir aquellos problemas que ahora tenemos a la vista.