Incertidumbre. Ésa es la palabra que puede resumir estas horas previas a la toma de posesión de Donald Trump como el Presidente número 45 de Estados Unidos.
 
Hay quien dice que a partir de mañana el magnate moderará su discurso y entonces se convertirá en un político más sensato; otros tantos opinan lo contrario. A partir de este viernes ya con el poder en la mano se radicalizará más y empezará a disparar a diestra y siniestra todo lo que ahora ha mantenido sólo en el terreno de las amenazas.
 
Y si no sabemos de qué va su discurso de mañana, mucho menos podremos tener alguna idea de qué esperar en materia comercial, migratoria o financiera.
 
Vea el tipo de cambio que no ha encontrado la paz desde el día mismo en que se confirmó el triunfo de Donald Trump en las elecciones de noviembre pasado.
 
La paridad de la moneda mexicana, que estaba en un nivel que ya nos parecía alto de 18 pesos por dólar, está hoy en los 22 por cada billete verde y no hay manera de que nadie le pueda garantizar que mañana regrese a 21 o se dispare a 23, porque nadie sabe qué dirá y qué hará Trump.
 
Las estimaciones del crecimiento de la economía mexicana hoy tienen que agregar a toda la lista de calamidades internas la falta de confianza de los inversionistas que no pueden planear sus inversiones sin antes saber los alcances de las nuevas políticas de Estados Unidos.
 
Por ello, es que si no podemos tener alguna certeza de lo que habrá de ocurrir en la relación bilateral México-Estados Unidos a partir de mañana, hay que confiar en lo que sí sabemos.De entrada en la prudencia individual para tomar decisiones económicas y hasta políticas.
 
No son tiempos de elecciones, pero sumarse a los que ahora buscan provocar el caos interno, tras los aumentos en los precios de las gasolinas y otros productos sólo abona a debilitar una postura que debe mostrarse sólida ante esas amenazas externas.
 
También deberíamos esperar que si a las 11 de la mañana de este viernes negro en que toma posesión Donald Trump, el Presidente de Estados Unidos anuncia alguna medida drástica contra México, no deberían pasar más de un par de horas antes de que el Presidente de México, junto con los líderes del Congreso, presentaran en un mensaje a la nación un posicionamiento común.
 
Y si el lunes le pone un impuesto a las exportaciones mexicanas de 35%, de inmediato respondamos con un arancel similar en represalia, a la par de dar a conocer una futura visita a México de alguien del tamaño de Xi Jinping, mandatario de China, para iniciar pláticas comerciales inmediatas.
No lo sabemos, pero todos esperamos que a partir de este viernes, un viernes negro, cambien las relaciones bilaterales con los vecinos del Norte. Y esa expectativa y esa incertidumbre es la que hoy no nos deja dormir.