Si con las trampas de las computadoras de los autos diésel de Volkswagen la autoridad estadunidense nos llevó a la tabla periódica donde están el carbono, el nitrógeno o el azufre. Ahora las autoridades suizas nos llevan al apartado de los metales preciosos como el oro o la plata.

 

El común denominador, más allá de ser temas relacionados con los elementos químicos está en la confabulación tramposa para sacar algún provecho.

 

Del caso Volkswagen vale la pena ver la reacción del gobierno mexicano exigiendo explicaciones a la armadora alemana para saber qué tanto contaminan los 39 mil 890 vehículos con motor a diésel cuatro cilindros que vendieron en México.

 

Dicen las autoridades ambientales mexicanas que van a correr las mismas pruebas que se hicieron en Estados Unidos para detectar los niveles contaminantes.

 

Sólo que hay un pequeñísimo detalle. En EU sí se vende diésel de ultra bajo azufre, aquel que tiene menos de 15 partes por millón, pero en México no.

 

¿Debería venderse en México el diésel UBA? ¡Claro que sí! Hay una norma oficial mexicana que obliga al monopolio petrolero a que se distribuya en México este combustible desde 2009. Sin embargo el mejor cálculo es que quizá para 2017 puedan cumplir cabalmente con la ley.

 

El diésel de 500 partes por millón que se vende en México simplemente impide que se puedan correr pruebas idénticas a las que se hicieron en EU. Así que la autoridad ambiental debería iniciar su trabajo en pro del aire limpio en Pemex.

 

Así que a la par que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente toma su hacha y se va al árbol caído de Volkswagen a investigar si el 1.3% del parque vehicular mexicano (que son esos autos VW con motor diésel 4 cilindros) son muy malos para la salud, así debería exigir a Pemex que cumpla con el diésel limpio prometido que mueve a la mayor parte del transporte de carga del país.

 

Así está la paja en el ojo alemán, mientras tenemos una viga en el ojo petrolero local.

 

Pero hay otros tramposos en la mira y otra vez pertenecen al sector financiero, específicamente a la banca del primer mundo.

 

La manipulación de las hipotecas que dieron forma a la gran recesión mundial se fraguó en los bancos, la principal tasa de interés británica fue manipulada por un cartel de bancos y ahora la autoridad suiza investiga si un puñado de estas entidades financieras le metieron mano al mercado de los metales preciosos.

 

Los bancos investigados por autoridad regulatoria helvética son UBS, Julius Baer, Deutche Bank, HSBC, Barclays, Morgan Stanley y Mitsui. Es una indagatoria que sigue en la línea de lo que de hecho ya investigan las autoridades de la Unión Europea y EU.

 

Ya este año la autoridad estadunidense multó a cinco grandes bancos con cinco mil 800 millones de dólares por manipular la tasa Libor británica.

 

Si hoy queda claro que los más grandes y de los países más desarrollados intentan ser tramposos, lo que hace falta es una autoridad que les ponga un alto.

 

Pero no con una caña de pescar (al estilo veracruzano) para verificar 40 mil coches diésel, sino con toda la fuerza de exigir a los grandes bancos o a las grandes petroleras que cumplan con las leyes.