Hay que tomar con mucha serenidad la reciente recuperación que ha tenido el peso y otros indicadores de los mercados financieros mexicanos, porque realmente no hemos visto todavía la orilla en estas aguas turbulentas.

 

 

Los focos rojos son muchos, en muchas partes del mundo, y la parte interna tampoco ayuda lo suficiente como para aspirar a una tranquilidad financiera en el corto plazo.

 

 

Pero evidentemente que hoy lo que ayuda mucho a una pausa, a un oasis de tranquilidad cambiaria es la caída que ha presentado en las preferencias electorales el candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos.

 

 

No todas las angustias cambiarias pasan por Donald Trump, pero está claro que es un personaje de enorme radiactividad en los mercados

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Donald Trump parece desesperado, es como un animal herido que por su naturaleza puede ser más peligroso en esa condición y así lo hará notar durante las dos semanas que le quedan a las campañas antes de las elecciones.

 

 

Podrá intentarlo todo el republicano, porque está claro que para él no importan los medios, sino el resultado. Sin embargo, acumula la percepción colectiva de que Trump es un peligro para Estados Unidos.

 

 

Al grado que el propio Presidente de ese país, Barack Obama, dijo que nunca había visto a un candidato presidencial que descalificara el resultado de un proceso electoral antes de que éste se diera y que argumentara que hay un complot universal en su contra.

 

 

Claro que quizá deberíamos compartir con Obama un poco de la historia reciente de nuestro país para que esté prevenido. No vaya a ser que el miércoles 9 de noviembre, después de su derrota, amanezca Donald Trump con un campamento con sus simpatizantes en la Quinta Avenida de Nueva York.

 

 

Que se prevenga Obama, si el magnate se pone a gritar voto por voto, colegio electoral por colegio electoral y desconoce el resultado.

 

 

Y no es broma; Trump no es un riesgo aniquilado.

 

 

De entrada, hay que ver que en las encuestas no podemos confiar. Ahí están los adelantos de triunfos contundentes que marcaban los sondeos en Colombia, con el plebiscito sobre el acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC, y la consulta popular británica para saber si se iban o se quedaban en la Unión Europea.

 

 

Todos estaban confiados en un resultado que al final fue diferente. ¿Qué nos adelantan las encuestas que le dan de calle el triunfo a Hillary Clinton? Alto tan sencillo como que no podemos confiar en ellas, aunque estén en lo correcto.

 

 

Tanto la reacción postelectoral de Trump y sus planes de mandar al diablo a las instituciones, como la posibilidad de que gane la Presidencia de Estados Unidos y despache en la Casa Blanca son escenarios vigentes, aunque las encuestas digan lo contrario.

 

 

Por lo tanto, no hay razones para descontar ese factor de desconfianza para los mercados, independientemente de todos los demás que ayudan y estorban.