La inspiración que la mitología griega desencadenaba en Holanda siglo y cuarto atrás, propició nombres de varios equipos: el Herakles (Hércules) de Almelo, el Sparta de Rotterdam, el Aquiles de Grosbeek y, sobre todo, el Ajax de Ámsterdam.

 

El Ajax, a su vez, no tardaría en convertirse en mitología pura. Por la profundidad de sus innovaciones, por el preciosismo de su propuesta futbolística, por los jóvenes talentos criados en esa casa, por la revolución del balón encabezada por Johan Cruyff, incluso por una noción ampliamente rebatida y un tanto distorsionada: ser visto como el club judío y como resistencia anti nazi durante la Segunda Guerra Mundial –a la fecha, es común ver Estrellas de David entre sus aficionados y el apodo De Joden.

 

El Ajax ha ganado títulos locales de manera constante desde su nacimiento mismo. No obstante, dos de sus equipos son los que han pasado a la historia de una manera más fulminante. Primero, y en muchísimo mayor medida, el que conquistó tres Copa de Campeones de Europa consecutivas en los setenta, germen del futbol total en naranja: Cruyff era el eje, aunque a su lado también Neeskens, Suurbier, van Dijk, Haan, Krol, Rep. Segundo, el de los noventa, con una alineación que sirve de himno al balón en esa década: Van der Sar, Reiziger, Blind, Rijkaard, Frank de Boer, Seedorf, Davids, Finidi, Litmanen, Ronald de Boer, Overmars, más Patrick Kluivert como relevo para hacer el gol del título continental contra el Milán en 1995.

 

En un futbol de menor presupuesto, orillado a ser vendedor, a desprenderse de sus cracks antes de su momento cumbre, los cuadros holandeses se han habituado a ceder todo protagonismo a sus pares de España, Inglaterra o Italia. Eso se ha traducido en una notoria incapacidad para competir a escala europea. También, eso ha llevado a una de las ligas de mayor impacto e influencia en la historia del futbol, a no entrar hoy más que entre las seis o siete principales del hemisferio.

 

Por todo lo anterior, ver de nuevo al Ajax en las alturas mostradas este miércoles, representa muchísimo para este deporte. Sus niños han puesto pie y medio en la final de la Europa League tras golear 4-1 al Lyon en la semifinal de ida.

 

Ahí está un nuevo Kluivert, hijo de Patrick, y con apenas 17 años, lo mismo que muchos más adolescentes, con un promedio de edad menor a los 22 años en la semifinal de este miércoles.

 

Cuando la crisis del futbol holandés parece angustiante (fuera de la pasada Eurocopa, al borde de no calificar al próximo Mundial), la curación llegará desde Ámsterdam con esa nueva generación dorada.

 

Digno heredero de la tradición bohemia, artística, vanguardista de la ciudad a la que representa, el Ajax ha pasado de inspirar su nombre en la mitología griega a hacer su propia mitología: siempre jóvenes, siempre dinámicos, siempre listos para dictar la nueva tendencia del futbol-arte. No se puede esperar menos de lo que se hace en el ahora rebautizado Johan Cruyff Arena.

 

Twitter/albertolati

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