La cultura del caballero ya no debería existir en la CDMX. Si hablamos de una ciudad moderna deberíamos irla sustituyendo por una cultura de la solidaridad.

 

Inspirada en las novelas de caballería de los siglos XIV y XV, la cultura de los caballeros considera a la mujer el sexo débil, por tanto, el hombre debe resistir cualquier adversidad y procurarla.

 

Así, podemos escuchar en el metro o en otro transporte público: “ya no hay caballeros”, cuando una mujer va de pie y en los asientos los hombres van sentados.

 

Algunos autores consideran a la caballerosidad dentro de la actitudes de sexismo sutil.

 

Sí, es importante proteger a las mujeres de los acosadores. Y castigarlos de manera severa. Y ante la inseguridad y la cantidad de agresiones contra las mujeres es una medida positiva dedicar un vagón especial para ellas y los niños. Pero eso es distinto. Es por cuestión de seguridad. Lo que no debemos hacer es promover la cultura del sexo débil. Al final esa cultura inyecta una dosis de sexismo en la idiosincracia del capitalino.

 

Sexismo sutil

 

Si uno revisa los manuales para se un caballero, al final se encontrará con que todo gira al rededor de la sexualidad o el género.

 

Esos manuales consideran desde la vestimenta hasta la conducta en público, “especialmente si uno se encuentra frente a una dama”.

 

En su lugar, es la cultura de la solidaridad la que debe fortalecerse, en la que no importa de qué sexo sea la persona que va cansada, enferma, cargando a un niño… ya sea una anciana o un anciano quien requiera del asiento o de alguien le ayude a bajar la escalera, o a pasar la calle.

 

La cultura de la solidaridad es más amplia y ya la vemos en algunos lugares, como en el mismo Metro. Mujeres que se levantan para darle el asiento a un hombre mayor que se observa cansado, con mochila al hombro y que viene dormitando por el sueño en un vagón lleno.

 

La cultura de solidaridad motiva a nuestros niñ@s a apoyar a la gente más allá del mero género. Y lo hará porque la persona lo necesita sea hombre o mujer.

 

En la solidaridad no puede pesar el sexismo. Es dañino para todos e inculca en los jóvenes conductas que afectan, al final de cuentas, la colectividad.

 

Esta ciudad ha comenzado a erradicar con apoyo de sus leyes, el sexismo, en pro de la equidad de género. Al mismo tiempo debemos impulsar la solidaridad.

 

Parece exagerado, pero tal vez en una ciudad en dónde la equidad es ajena o lejana a la cultura, el hecho de que los documentos oficiales de la Ciudad de México se utilice la “@” o la “x”, cuando se hace referencia al género, es un llamado de atención para advertir sobre la importancia de la equidad y que en esta capital falta mucho por hacer.