CLEVELAND. Influyentes políticos conservadores del más alto nivel decidieron dar la espalda a Donald Trump y evitar la Convención Republicana que inicia hoy, aún cuando el millonario busca convertir la cita en un foro de “unidad partidista”.

 

Los expresidentes republicanos George H.W. Bush, George W. Bush, el exgobernador de Florida, Jeb Bush, el senador de Arizona, John McCain, el ex candidato presidencial y exgobernador de Massachusetts, Mitt Romney, encabezan la lista de desertores a Trump.

 

“No creo que Donald Trump refleje los principios o el legado inclusivo del Partido Republicano. Y sinceramente espero que no refleje su futuro”, razonó Bush en su negativa para asistir al evento o votar por Trump en las elecciones generales del 8 de noviembre próximo.

 

McCain, héroe de guerra y ex candidato presidencial republicano en 2008, fue ofendido por Trump cuando el millonario declaró que ser prisionero de guerra no representaba un acto de heroísmo. A pesar de sus polémicas declaraciones, Trump no se disculpó.

 

Tampoco asistirán legisladores republicanos influyentes en sus estados, como el senador de Pensilvania, Pat Toomey, o el senador de Arizona, Jeff Fleck, quien protagonizó un altercado con Trump por los ataques del millonario contra los mexicanos.

 

Durante la reunión privada entre Trump y los republicanos del Senado en Washington, Flake reclamó a Trump los comentarios donde equiparó a los mexicanos con criminales y donde el magnate cuestionó como parcial al juez mexicoamericano Gonzalo Curiel.

 

Cuestionado sobre su eventual asistencia esta semana a esta ciudad, Flake declaró a la prensa que no asistirá a la Convención Republicana de Cleveland porque tiene el compromiso de cortar el pasto en su casa de Arizona.

 

Otro que evitará los cuatro días de la Convención es el senador cubanoamericano Marco Rubio, bautizado y ridiculizado por Donald Trump como “Little Marco” durante las elecciones primarias del año pasado.

 

Aunque el senador había expresado su interés inicial en asistir, e incluso dar un discurso ante los delegados, al final optó por quedarse en Florida donde busca la reelección en noviembre.

 

Ni el gobernador de Ohio, John Kasich, otro de los rivales de Donald Trump por la nominación presidencial republicana tenían previsto asistir, en lo que sería un balde de agua fría en los esfuerzos del partido por dar muestras de unidad interna.