Como fue mi compromiso, deseo informar que luego de analizar y reflexionar detenidamente sobre lo que está pasando en el país, y lo que representa el proceso electoral de 2018, en el que se renovarán poderes públicos y, al mismo tiempo, se renovará la esperanza del pueblo mexicano, he decidido continuar en la organización social y política que contribuí a fundar: he resuelto mantenerme y seguir luchando desde Morena.

 

Lo hago por congruencia, atendiendo a la historia y atendiendo a la lucha que millones de mexicanos hemos dado durante los últimos 20 años.

 

Considero que frente a la crisis que vive el país, éstos no son momentos para el titubeo y la indefinición. Por ese motivo, manifiesto que mi decisión es acompañar en este tramo clave de la historia, y fundamental para la patria, a Andrés Manuel López Obrador.

 

No he cambiado de opinión. Desde hace muchos años que sostengo, pienso y defiendo que Andrés Manuel es el hombre con más autoridad moral para dirigir este país.

 

También creo que el proceso electoral de 2018 será muy álgido, polarizado, competido, y que el nivel del debate político que habrá de darse será de confrontación profunda y, sobre todo, riesgoso para la convivencia pacífica y democrática de la nación.

 

Tenemos que actuar con mucha inteligencia y con serenidad, para que quienes confían en este movimiento puedan observar claramente que el futuro de nuestro país sí tiene posibilidades de cambiar y de mejorar. La prudencia no puede dejarnos de acompañar, y lo pacífico debe ser una característica sine qua non de nuestro movimiento.

 

Siempre me he reunido con dirigentes políticos de distinto signo partidista, con representantes de la sociedad civil y con servidores públicos de los tres niveles de gobierno. Creo que todos merecemos escuchar y ser escuchados, no cerrar las puertas al diálogo: México nos necesita a todos.

 

Sobre a dónde voy y en dónde estaré no es relevante. Sé que mi decisión a algunas personas gustará y a otras incomodará, pero lo más importante siempre es mantener los ideales y los principios, más allá de los cargos y, más que nada, saber dónde puedes servir, dónde puedes ayudar al movimiento para hacer posible la transformación del país, para lograr lo que muchos estamos esperando: un cambio verdadero.

 

Me preparé y luché para ser jefe de Gobierno de la Ciudad de México, pero ahora decidí subordinar esa aspiración personal, legítima, al interés colectivo de un cambio de régimen, ya que no estoy a favor del statu quo, y pugno porque ya no permanezca.

 

Les ruego que me comprendan, y entiendo a quienes no comparten mi parecer y mi decisión, pero era necesario hacerlo, es el momento en el que cada uno debe decidir de qué lado quiere estar y ubicarse en éste que será un proceso político inédito, y eso es precisamente lo que estoy haciendo: ponerme del lado de lo que creo que es correcto para México.