Un juego que nos acapara y enajena tanto, como para hacernos olvidar muy seguido que lo de la cancha es lo de menos, la última de las prioridades, la más ínfima de las preocupaciones.

 

 

Eso, hasta que acontece un episodio como el de esta semana: cuando un futbolista experimenta en pleno partido una circunstancia que atenta severamente contra su integridad.

 
Yasser Corona se ha ganado un lugar no sólo en el futbol mexicano (de hecho ha sido, con todo merecimiento, seleccionado nacional), sino más allá de él. Pionero en redes sociales, su sentido de responsabilidad social, su carisma, incluso su capacidad para asumir liderazgo en plena emergencia, cuando un jugador rival se convulsionaba y supo impartirle los primeros auxilios. El mundo es tan extraño y da tales vueltas, que apenas un mes después fue el propio Yasser quien se encontró maltrecho y conmocionado, tras una fea lesión de cervicales.

 
¿A alguien le interesó el resultado del partido? Evidentemente no, prueba de que los goles, los partidos, los títulos, nos emocionan y agobian, aunque al final entendamos su remota importancia.

 
Todo deporte de contacto debe mantener abiertos los canales de conversación para minimizar cada vez más las posibilidades de daño. Tener un desfibrilador en pleno terreno de juego ha sido por demás positivo; analizar otros caminos para evitar choques fatales siempre será indispensable, aun bajo la certeza de que el riesgo jamás llegará a cero; como punto de partida, extremar la medicina preventiva: una cosa es que alguien como Yasser Corona padezca un percance; otra, que por no haber hecho los análisis pertinentes, se haya dejado jugar a quien tenía un estado cardíaco frágil o vulnerable.

 
Por cada Fabrice Muamba, recuperado increíblemente tras 78 minutos sin que su corazón latiera, tenemos que recordar a quienes no gozaron de esa bendición: Marc-Vivien Foe y Miklos Feher en pleno partido, Toño de Nigris y Christian Benítez horas después de haber jugado.

 
Sí, que lo de Yasser Corona sirva, existencialmente, para recordar lo poco relevante que es ese balón que tanto nos hace delirar (y recordarlo no implica de forma alguna dejar de amarlo). Pero que sirva, sobre todo, para recapitular todo lo que se hizo bien y todo lo que se debe hacer mejor.

 
Una noche para retomar esa certera frase de Jorge Valdano: “el futbol es lo más importante entre las cosas menos importantes”. Los mejores deseos para Yass, desde este humilde yassbeliever.

 
Twitter/albertolati

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