La noticia fue dada a conocer este viernes por el portal Deadline, el cual agrega que el intérprete tenía 33 años

Desplazarse por la calle DeMoss, al oeste de Houston, puede hacernos sentir en pocos metros, ya en el Medio Oriente, ya en el África subsahariana, ya en Asia Central, ya en el sureste asiático.

 

 

Son los comercios que ofrecen comida Halal, es la mezquita al final de la calle, son los restaurantes con sabores de los rincones más sufridos del planeta, son las mujeres con cabello cubierto y los hombres en túnica, son las yuxtaposiciones de palabras en innumerables idiomas. Enfrente puede estar una de las enésimas plazoletas comerciales que quitan personalidad a toda localidad estadounidense, pero aquí todo es distinto.

 

 
Sólo al recorrer la franja de unidades habitacionales color beige en DeMoss Drive, comprobamos que Houston es la ciudad estadounidense que ha abierto sus puertas a más refugiados y que, además, es la segunda más diversa del país, sólo después de Nueva York (aunque la Gran Manzana tiene 21 millones de habitantes y Houston no llega a 7 millones).

 

 
En una avenida que tiene su nombre señalizado en caracteres chinos, está la sede del Proyecto Amaanah. Su misión es integrar a los refugiados, facilitar su inclusión en una nueva sociedad, ayudarles a encontrar estabilidad en tan diametral cambio de vida tras pasar de Alepo, de Bagdad, de Darfur, de Mogadishu, de Kabul, de Campamentos de Refugiados hacinados en tierra de nadie, a un sitio tan diferente como Houston.

 

 
Como ya hemos visto otras veces, no hay mejor herramienta ante los niños, que el futbol. Su entrenador, David Thanoon, me explica: “Muchos han vivido tales horrores que prefieren no hablar de ello, pero cuando los ves jugar, divertirse, meter gol, desde que llegan a la cancha a jugar, es como si los sustrajeras de esa realidad y como si los pusieras en el mundo de sus sueños”.

 
Muchos de sus dirigidos hoy no podrían ingresar a Estados Unidos por doble razón; es el caso de Khalid, nacido en Sudán y refugiado. De hecho, por fin planeaba visitar su hogar tras siete años sin hacerlo, pero las restricciones migratorias le cierran esa opción; este adolescente recuerda que en Houston primero pateó un balón y luego habló con persona alguna. “Si eres jugador de futbol, aprendes a tratar mejor a la gente, adquieres una mejor visión de la vida. El futbol significa vida para mí, el futbol es todo para mí, me da vida, sueños”.

 

 
El goleador estrella del equipo tuvo la mala suerte de nacer en Nepal, en una familia de etnia butanesa; eso significó su segregación en campamentos, hasta que pudo llegar a Houston. Con un inglés idéntico al de cualquier muchacho estadounidense (con esa especie de interrogación al cierre de cada frase), Sudeep tiene dos metas: especializarse en trabajo social y ser futbolista en la MLS para poder ayudar a todos los refugiados.

 

 
Son días difíciles en los que su entrenador me explica: ha crecido la discriminación, la estigmatización, el ataque verbal, a muchachos demasiado vulnerables.

 

 
Por estas historias, es una suerte que hoy el Super Bowl haya tocado en Houston. Por eso, también, son de esperarse fuertes protestas, como ya hemos visto durante toda la semana. Muchos llaman a Houston, The Big Heart, el gran corazón; en DeMoss Drive lo entendemos.
Twitter/albertolati

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