La peor pesadilla chiva puede escribirse así: un acérrimo rival herido, cuestionado, que se sabe en crisis, que llega a declarar en la avergonzada voz de su máxima figura, Oribe Peralta, “el América no es lo que han visto hasta ahora”.

 

 

Una pesadilla porque, nadie lo sabe mejor que el Guadalajara, si un equipo en México sabe volver y resucitar, es precisamente ese que solía apodarse Cremas y al paso del tiempo se convirtió en Águilas.
Dimensionemos: el peor América en la última década, el más pitado, el más confundido, el que en pocas semanas fue goleado por Chivas en liga y eliminado en copa, ese mismo echó fuera al Rebaño de dos liguillas consecutivas en 2016. ¿Contundente o avasalladoramente? No hizo falta; lo relevante es que, al cabo de los marcadores globales, derrotó a su enemigo más íntimo.
Por primera vez en mucho tiempo, quizá en décadas, no dudo que el proyecto del Chiverío es superior al que se pretende plantear desde Coapa: detección, generación, desarrollo de talentos; defensa de una identidad; posicionamiento de un concepto; inversión en los mejores mexicanos disponibles (y los que no lo están, hacerlos disponibles con mucho dinero); contribuir a mejorar al balompié local. El resultado es un plantel envidiable y por fin aspirante a lo mínimo aceptable en un equipo grande, que es la corona.
Por su parte, el América luce pálido; raquítico en canteranos, sobrepoblado en extranjeros que no son del mayor nivel, desprendido de pilares (Moisés Muñoz) que alcanzaron niveles profundos de vinculación emocional, dando tumbos en sus proyectos desde la dirección técnica, desplegando un futbol árido en todo menos bostezos, cediendo a la tentación de una paranoia que va mal a esta institución (decirse perseguidos y afectados, ceder al pretextismo). Como sea, estas atribuladas Águilas han llegado a cuatro finales, a dos títulos de liga, a dos coronas de Conca-Champions, en un período de apenas tres años. Es decir, incluso de malas y en el centro de la tempestad, su momento no puede calificarse como trágico (o no lo es, comparado con lo que han vivido en ese lapso los otros denominados grandes).
La crisis americanista será definitiva e innegable con una derrota el sábado. Los sueños chivas podrán dejar de ser del todo en el mismo partido.
¿Favorito? Por lo que se ha mostrado y como se ha trabajado, el Guadalajara. Precisamente, esa es la peor de las noticias rojiblancas: que el América llegue con pose dolorida y ávido de resurrección, que brinque a la cancha admitiendo que no ha sido sí mismo, que sin mucho jugar haga lo que mejor sabe, que es retornar.
Twitter/albertolati

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