Aliados, compañeros de fórmula, mentor y aprendiz, la primera vez que vi en persona a Joseph Blatter iba acompañado por Michel Platini.

 

Recién había concluido la Copa del Mundo de Francia 1998, en la que Platini encabezó el Comité Organizador y durante la cual Blatter se convirtió en presidente de la FIFA.

 

AP_ARCHIVO_Michel Platini

 

El francés reunía todos los elementos para convertirse en el primer ex jugador en saltar a elevadas posiciones directivas: personalidad, discurso, legitimidad, inmenso legado en la cancha, y un factor no tan común entre las leyendas de este deporte, como lo era el no tener interés en volver al futbol-cancha (recién retirado, se sació como entrenador con un breve paso por el banquillo de la selección gala).

 

 

Estaban en México en algún acto relacionado con la Copa Confederaciones 1999 que sería en nuestro país. Vinieron a Televisa Chapultepec para conceder una serie de entrevistas. Su relación era cercana, cálida, cordial, risueña.

 

 

Blatter había logrado quedarse con la silla grande de la FIFA tras la inmensa sorpresa que supuso su victoria por encima del entonces titular de la UEFA, Lennart Johansson. Desde que Joao Havelange anunció que tras 24 años de gestión no se reelegiría, el sueco era claro favorito sobre el suizo: llegaba avalado por la exitosa conversión de la Copa de Clubes Campeones en Champions League y por un discurso de transparencia, pero pudieron más las infundadas acusaciones de racismo e insinuaciones de que priorizaría al futbol europeo por encima del resto… más, luego se sabría, presuntos sobornos a cambio de votos.

 

 

Casi todos los europeos respaldaron a Johansson, aunque no Michel Platini, quien acaso desde ese día de 1998 tuvo como meta relevar a Lennart al frente de la UEFA.

 

Desde aquella visita a la capital mexicana hasta su ascenso a la cumbre directiva del futbol europeo en 2007, vi juntos a Blatter y a Platini al menos otras cinco veces.

 

En 2002 hubo un intento de hacer renunciar a Sepp, encabezado por el secretario general de la FIFA, Michel Zen Ruffinen, y el propio Johansson, pero Platini se mantuvo a su abrigo y en su apoyo.

 

Con mayor o menos cercanía continuarían hasta bajar a Johansson de la UEFA, cuando comenzaron a distanciarse (o, al menos, a exteriorizar esa distancia).

 

Platini, pese a estar más vinculado que nadie a la adjudicación del Mundial 2022 a Qatar, supo aprovechar la marea alta de este año y posicionarse como candidato obvio ante la abdicación de Sepp.

 

Lo que pocos esperaban es que el choque se diera con tintes tan telenovelescos. Blatter acusa que Platini amenazó con encarcelarlo; Platini revira que hay una campaña en su contra, con la investigación a UEFA que ahora se efectúa o plantea desde FIFA.

 

La realidad es que Michel Platini no representaría un cambio radical, como tampoco la mayoría de los candidatos. De igual forma, que Blatter hará hasta lo imposible para que su viejo protegido no sea su sucesor.

 

 

Seis largos meses nos separan de la asamblea del 26 de febrero. Seis largos meses en los que demasiados escándalos, filtraciones, difamaciones, revelaciones alterarán el camino. Sin ellos, sin algo fuera de lo común, Platini será el nuevo presidente. Aunque en ese universo de cabildeos, alianzas, traiciones, purgas, lo extraordinario es lo ordinario, y hay mucha turbulencia que esperar.

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