Otro mexicano portará el número 14 madridista. Otro mexicano, seguido por una cantidad inferior de reflectores, en otro Real Madrid y bajo otro tipo de atención mediática, si se compara con lo que supuso y sigue suponiendo la llegada de Javier Chicharito Hernández a la misma institución.

 

Hablamos de un personaje que aún aspira a convertirse en el mejor basquetbolista mexicano de la historia, cetro que acaso sólo disputa con Eduardo Nájera.

 

Otro mexicano, otro 14 en el dorsal merengue, otro deporte, otro panorama. Y otro nivel de justicia, si se me permite admitirlo.

 

Tras su sensacional desempeño en la Copa Mundial de baloncesto, Gustavo Ayón ha recibido un gran contrato para continuar su carrera con el Real Madrid: 1.8 millones de euros por cada una de las dos temporadas firmadas, según trascendió. Equipo que sin suscitar la efervescencia intrínseca a su hermano mayor futbolero, coincide en ser el más laureado de Europa y de España. Si los del césped llegaron a 10 Champions League, los de la duela ostentan ocho estrellas continentales (récord máximo de la Euroliga). Es curioso que así como los 50 fueron la década del RM futbol (cinco títulos entre 1950 y 1960), los 60 fueron para el RM baloncesto (cuatro coronas entre 1963 y 1968). De igual forma, el Madrid de las canastas también es líder español con 31 ligas, como el de los goles lo es con 32.

 

Sucede, primero que nada, que la Euroliga no es la máxima competición del mundo y se mantiene a muy considerable distancia de la NBA, donde ya jugó Gustavo Ayón. Y sucede, sobre todo, que el baloncesto es un deporte muy jugado en México, aunque también muy desatendido. Disciplina que además ha debido sobreponerse en su federación a duraderas grillas y disputas de poder. Podemos decir que existen jugadores del calibre de Ayón, pese a los directivos que han rodeado a ese deporte… y de ninguna manera gracias a ellos.

 

Ayón mismo pasó por varios equipos de la NBA (Hornets de Nueva Orleans, Magic de Orlando, Bucks de Milwaukee, Hawks de Atlanta), recibiendo poca atención en los medios de nuestro país. Si consideramos que los basquetbolistas mexicanos que han llegado a la NBA se cuentan con los dedos de una mano (a diferencia de lo que sucede con las Grandes Ligas, donde decenas de connacionales triunfan a cada campaña), entonces sí existe un alto grado de injusticia: hay que valorar, aplaudir, loar a quienes superan esos obstáculos a favor de nuestro deporte.

 

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Aquí es importante plantear una pregunta: ¿qué fue primero: la falta de interés o la falta de cobertura? ¿Porque se le da poca cobertura entonces el interés es bajo? ¿O porque la expectativa es limitada, se le conceden menos espacios? Apuesto más por la primera de ellas, aunque evidentemente existe un círculo vicioso: entre menos los volteamos a ver, más alejamos a la afición; y mientras más se desapega la afición, menos giramos la mirada hacia ellos.

 

Ya en la pasada Copa del Mundo de España 2014 se dio un fenómeno muy interesante, con varias televisoras mexicanas emitiendo en vivo los partidos del conjunto nacional. Es un gran punto de partida.

 

Lo siguiente es apreciar la dimensión de Gustavo Ayón. No es futbol, no es el Real Madrid local en la cancha del Bernabéu, no es el deporte más atendido, no es el fenómeno mediático del Chicharito (o Raúl Jiménez, o Gio dos Santos, o Guillermo Ochoa, o el villano Carlos Vela)… pero sí es un mexicano que sigue rompiendo paradigmas a favor de nuestra cultura deportiva.

 

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