¿Futbol sin fuera de lugar? ¿Eliminar la definición por penales? ¿Abolir los tiempos extra? ¿Convertir las expulsiones por meras suspensiones? ¿Parar el cronómetro a cada salida del balón? Propuestas formuladas por Marco van Basten, quien fuera un finísimo delantero y hoy funge como director de desarrollo técnico de la FIFA.

 

Medidas que pretenden una revolución sin precedentes en la historia de este deporte. Desde que en 1863 el futbol se escindió del rugby, en aquella vieja reunión en el Freemasons Arms de Covent Garden, en Londres, nunca ha existido una tentativa tan agresiva de transformación.

 
En el camino, ha evolucionado varias veces la regla del fuera de juego: primero posibilitando pases hacia delante, luego exigiendo la habilitación por tres rivales, después por dos, por último admitiendo estar en línea.

 
Algo parecido con el nacimiento del penalti, con la implementación primero del silbato y luego de las tarjetas, con la introducción de las sustituciones, con algunas particularidades para el portero…, pero la realidad es que el futbol que hoy se juega es muy similar al de 130 años atrás, al menos en lo reglamentario, que ya en lo físico, en lo técnico, en lo táctico, las diferencias resultan abismales.

 
De todo lo que Marco van Basten plantea, lo mejor es la idea de limitar la actividad de cada jugador a 60 partidos por año; luego se desataría una tremenda polémica para ver cuántos puede disputar con su club y cuántos con su selección. Como sea, el resto de su panfleto parece omitir un dato medular: que la crisis de este deporte no existe en su forma, sino en su fondo; que mientras las estructuras directivas desde Zúrich y permeando hacia cada federación, no tengan otros móviles que dinero y poder, esto va mal; que los temas relevantes a atacar hoy son amaños, dopaje, violencia, corrupción, juegos bajo condiciones absurdas y en estadios construidos bajo marcos absurdos (como será en Qatar), manipulación de goles para fines políticos, saturación irresponsable del calendario, arbitrajes que en los momentos cumbre siguen adulterando los resultados.

 
Lo que enumero renglones arriba no se corrige eliminando el fuera de juego que da sentido de ida y vuelta a esta actividad, como tampoco el definir un cotejo por shoot-outs o el cerrarlo con 10 minutos de tiempo real y no corrido.

 
El futbol, como es, se ha convertido por mucho en la criatura más global del planeta, en el idioma más hablado y en la actividad más compartida, en lo más común que vive hoy un humano de la estepa a la sabana, de la urbe al pequeño pueblo, de polo a polo y continente a continente. No hace falta destazarlo, como sugiere Van Basten; no hace falta la mayor de sus revoluciones, cuando más amado y popular es.

 
¿Quieren revolución en la FIFA para cuidar y mejorar al juego? Hubieran empezado la semana pasada, cuando atropellaron al Mundial.
Twitter/albertolati

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