La investigación de la NFL dice que 11 balones estuvieron alterados en la final de la Conferencia Nacional, mientras que un ex quarterback, confiesa soborno para arreglar balones en el Super Bowl que ganó en 2003

 

Ya lo decía el legendario Vince Lombardi, histórico entrenador de los Empacadores de Green Bay y nombre actual del trofeo de campeón de la NFL: “Ganar no es lo más importante, es lo único”, frase que al parecer en la National League Football siguen a rajatabla.

 

No sólo por el escándalo de los balones desinflados en el juego del campeonato de la Conferencia Nacional entre Potros y Patriotas, sino por la confesión que acaba de hacer Brad Jhonson, ex mariscal de campo de los Bucaneros de Tampa Bay, quien dijo haber sobornado con siete mil 500 dólares a algunos chicos para que los balones utilizados en el Super Bowl XXXVII fueran, literalmente, rayados, para tener un mejor agarre sobre ellos, en un partido en el que al final los Bucaneros ganaron a los Raiders en 2003.

 

Trampas que en la NFL suelen arreglarse, según lo dicta el reglamento, sólo con una sanción económica y, cuando más, con la perdida de alguna selección colegial para el equipo involucrado; pero nunca con un cambio de resultado que de la victoria al equipo afectado.

 

Tormenta que cae a poco menos de dos semanas de que se lleve a cabo el Super Bowl XLIX, que disputarán los Halcones Marinos de Seattle y los Patriotas de Nueva Inglaterra en Arizona el domingo 1 de febrero.

 

No es la primera vez que el entrenador de los Pats, Bill Belichick, está inmerso en la polémica; en 2007 fue multado con 500 mil dólares por espiar señales de sus oponentes y en 2008 se le acusó de más espionajes (algo prohibido por la Liga). Hoy se suma la investigación de la NFL para descubrir si los balones utilizados en su triunfo ante  Potros en la final de la Conferencia Nacional habían sido alterados.

 

La investigación que arrojó que 11 de los 12 balones inspeccionados estaban desinflados hasta en dos libras menos. Las reglas dicen que cada balón debe tener una presión que va de las 12,5 a las 13,5 libras de aire.

 

¿Desinflar los balones en qué influye? Favorece al equipo ofensivo que con un par de libras menos de presión tiene un mejor agarre del ovoide y eso para el mariscal de campo, corredores y receptores es trascendental en un deporte en el que la seguridad de manos lo es todo.

 

¿Y el castigo para los Patriotas? Cuando más: multa de 25 mil dólares por cada persona que haya estado involucrada, para el equipo, entrenador en jefe y quizá alguna perdida de selección colegial, pero del resultado del juego…nada.

 

Pero la joya de las trampas apareció en voz de Brad Jhonson, ex mariscal de campo de Tampa Bay, quien dijo al Tampa Bay Times: “Le pagué a algunas personas para arreglar los balones”, en referencia a los ovoides utilizados durante el Super Bowl de 2003 que favoreció a los Bucaneros por 48-21. Todo sea por emular las palabras de Lombardi: “Ganar no es lo más importante, es lo único”.

 

 

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