Cuando se concebía el programa “Tecnotienda” en la Ciudad de México, un grupo de científicos no quería apostar por el proyecto.

 

“Eso no es ciencia ni tecnología”, “Es no nos corresponde”, decían y se pronunciaban por otorgar los recursos a otros proyectos que ya eran apoyados en distintas universidades y por el Conacyt, y que tenían la característica de quedarse sólo en estudios, sin permear directamente y de inmediato en la sociedad.

 

Otro grupo de jóvenes universitarios, acostumbrados a trabajar con las comunidades, insistía en empujar el proyecto que beneficiaría a la gente de escasos recursos, a las “tienditas de la esquina” que desaparecen en grupo cada que se abre una tienda de conveniencia por la desventaja en la oferta de productos, tecnología y conocimiento.

 

Al apoyar a Tecnotienda, de paso se crearían empleos familiares y se reactivarían unidades económicas de los barrios, combatiendo la delincuencia, pues las tienditas son un punto importante en el tejido social de la vida barrial.

 

Hubo un debate en el que los jóvenes pidieron dejar de lado la postura del científico en una esfera de cristal, alejado de las necesidades de la sociedad que paga sus proyectos.

 

Finalmente, el secretario de Ciencia, René Drucker, un reconocido neurocientífico y divulgador de la ciencia, apoyó a los jóvenes universitarios y puso en manos del maestro Mauricio León el proyecto, convencido de que se trataba de un programa que debería impulsar un gobierno de izquierda. No se equivocó.

 

Recientemente el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM presentó un estudio en el que se señala que el programa no sólo impidió la desaparición de las tiendas en que se implementó, sino que impulsó su crecimiento en ventas, en 63%. Actualmente Tecnotienda cuenta con 2 mil “tienditas” de barrio.

 

La apuesta resultó, y el programa se consolida como un ejemplo de como el conocimiento tecnológico puede ponerse al servicio de la sociedad y atacar, de inmediato, problemas reales, como el desempleo e impactar en el tejido social.

 

Tecnología y conocimiento

 

Contrario a lo que muchos creen, Tecnotienda no sólo consiste en otorgar una terminal a las “tiendas de barrio” para que puedan cobrar algunos servicios y recibir pagos con tarjeta de crédito o débito. Eso es sólo una parte.

 

Tecnotienda consiste en entregar el conocimiento a una de las partes más golpeadas y vulneradas de la sociedad.

 

En primera instancia, la base del programa es un software hecho en México, con tecnología mexicana, que almacena y proporciona información al propietario de la “tiendita”: qué producto se vende más, en cuánto tiempo y qué días; permite el cobro con tarjeta electrónica de débito o de los programas sociales del GDF; permite también el pago de servicios como la luz y la TV por cable.

 

Los propietarios de las tiendas han generado empleos para otros miembros de su familia y se comienza a fomentar una visión de micro empresarios, más allá del “changarro” familiar.

 

Y cómo ese proyecto, en la Secretaría de Ciencia se realizó el de la trajinera de PET, desarrollada a partir de estudios de nanotecnología. El prototipo está hecho, pero el camino a la creación de las cooperativas que las tendrían que fabricar, y vender, ha sido tortuoso y la burocracia ha hecho lento el recorrido.

 

Aquí queda de manifiesto lo que alguna vez alguien dijo al enfrentarse a los trámites, papeleos y justificaciones: en la burocracia mexicana siempre hay un problema para cada solución.