Durante muchos años ha parecido que las organizaciones del sector empresarial son monolíticas, y todas unidas y alineadas en torno a una sola forma de ver la política de este país.

 

Sería absurdo que las agrupaciones empresariales no respaldaran el libre mercado y el fomento de estado regulador más que uno inmiscuido en las actividades productivas.

 

Claro que hay por ahí algunos ex dirigentes empresariales que hoy son aplaudidores de las políticas de Nicolás Maduro que, de hecho, forman parte de la estructura del partido personal de Andrés Manuel López Obrador. Pero estos seres, con ese nivel de contradicción, son pocos.

 

Lo cierto es que desde que se rompió la hegemonía del partido único, el sector empresarial también se dividió y las asociaciones, cámaras y confederaciones se convirtieron en semilleros de políticos para todas las fuerzas políticas.

 

Hoy sucede igual, sólo que, al parecer, en este proceso electoral que está a punto de iniciar dentro de un mes parece que algunas agrupaciones podrían perder el pudor y respaldarían de manera institucional determinadas opciones políticas.

 

Al menos eso parece ser que hace la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que ha optado por abanderar temas controversiales que suenan más a campaña electoral que a una posibilidad real.

 

Este sindicato patronal se alejó del consenso de otros organismos empresariales para alinearse con la propuesta de algunos funcionarios del Gobierno de la Ciudad de México, que tomaron como bandera distractora el aumento al salario mínimo.

 

No hay manera de fallar ante la opinión pública con ese posicionamiento, que es de elemental justicia social en un país donde los trabajadores ganan, en su mayoría, una bicoca.

 

Y ahora lanzó el anzuelo fiscal, exigiendo una disminución de la tasa del Impuesto Sobre la Renta (ISR) cuando tienen perfectamente claro que eso es algo que no va a suceder. Pero es una buena forma de ganar más “likes” y, de paso, pegarle al partido en el gobierno.

 

¿Quién en su sano juicio no quisiera una baja en los impuestos? El punto es que se supone que desde estas organizaciones entienden el efecto negativo que puede tener en las finanzas públicas provocar un desequilibrio entre el ingreso y el gasto.

 

Pero eso parece que no importa mientras haya más adeptos para la Coparmex en este estilo populista de llevar un sindicato patronal.

 

Evidentemente que cuando el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), a través de su brazo de análisis del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, sale a descalificar la propuesta de la Coparmex, lo que quedan como los malos de la película, los alineados al gobierno, son los del CCE.

 

El populismo es así: atractivo y fácil de vender. Debemos esperar muchos más escarceos de la Coparmex ahora que, al parecer, ha tomado partido desde la comodidad de sus siglas.

 

Será cosa de ver si todos los agremiados a ese sindicato patronal piensan igual que quien tiene ahora la facultad de hablar a nombre de esa confederación.

 

caem