MADRID. Las focas fueron las que introdujeron por primera vez la tuberculosis en el continente americano hace mil años, según un nuevo estudio que trata de clarificar la historia y trayectoria de esta enfermedad y que descarta que fueron los europeos los que, con la conquista, trajeron al “Nuevo Mundo”.

 

El trabajo se publica en la revista Nature y en él participaron investigadores de la Universidad de Tübingen (Alemania), la Universidad de Arizona (EU), el Instituto de Medicina Tropical de Suiza y la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (este de España).

 

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron los esqueletos de tres momias halladas en Perú con mil años de antigüedad, explicó a Iñaki Comas, firmante de este artículo.

 

Gracias a las actuales técnicas para secuenciar el ADN consiguieron aislar el bacilo de la tuberculosis.

 

Según Comas, los investigadores encontraron que este patógeno hallado en las momias estaba más relacionado con el bacilo que causa tuberculosis en focas y leones marinos hoy en día (“Mycobacterium pinnipedii”) que con el que causa la enfermedad en humanos (“Mycobacterium tuberculosis” y “Mycobacterium africanum“).

 

“La hipótesis es que en algún momento las focas transportaron la tuberculosis desde África a la costa sudamericana, a Perú“, subraya este investigador, quien recuerda que estos animales, su carne y grasa, fueron fuente de alimento y refugio para los humanos.

 

De la tuberculosis se conoce, por estudios científicos anteriores, que su bacteria -hoy en día clasificada como “Mycobacterium tuberculosis” y “Mycobacterium africanum”- tiene 70 mil años, apareció en el continente africano y acompañó a los humanos modernos que salieron del mismo para poblar Europa y Asia.

 

Hasta ahora, indicó Comas, la hipótesis más extendida era que fueron los europeos, durante la conquista, los que introdujeron esta enfermedad en América.

 

De hecho -añadió- la cepa circulante en humanos hoy en día en América se parece a la que hay en Europa.

 

Sin embargo, este trabajo aporta datos distintos: “El hecho de haber encontrado el bacilo en momias de hace mil años sugiere que, al menos, a través de los animales la tuberculosis ya existía en América” antes de la llegada de los europeos en los siglos XV y XVI.

 

Para el director del Instituto Max Planck para Historia y Ciencia en Jena (Alemania) y profesor en la Universidad de Tübingen, Johannes Krause, el escenario “más plausible” para la transmisión de la enfermedad en América es el de las focas (en menor medida también pudo ser por los leones marinos) a través de los océanos.

 

Según Comas, la tuberculosis de procedencia animal fue históricamente una fuente de esta enfermedad en humanos.

 

Con la mejora de la higiene y de las técnicas de esterilización de los alimentos, la tuberculosis de procedencia animal en humanos es hoy muy reducida, apuntó el científico, para quien el siguiente paso será averiguar si cepas que circulan exclusivamente en humanos, y que son las principales causantes de la tuberculosis actualmente, estaban presentes en el continente americano antes de la conquista.

 

Comas manifestó que el genoma de estas cepas aisladas en huesos humanos de hace mil años y procedentes de un mamífero marino puede dar claves de cómo la bacteria fue capaz de cambiar de hospedadores y convertirse en el patógeno que más gente ha matado en la historia de la humanidad (se estima que al año mueren dos millones, según datos facilitados por la Universidad de Tübingen).

 

Lo que aún no se conoce es la trayectoria que siguió esta cepa y si llegó, por ejemplo, a Norteamérica, ya que hay algún resto que indica que pudo haber tuberculosis de procedencia animal, pero todavía no se ha podido extraer suficiente ADN para obtener pruebas más concluyentes, según Comas.

 

El caso de Europa es distinto pues la tuberculosis de origen exclusivamente humano llegó con las migraciones humanas más antiguas, al contrario que en América.

 

Este trabajo también apunta que la tuberculosis como la conocemos hoy podría ser más joven de lo pensado: tal vez surgió hace unos 6.000 años, señaló la Universidad de Tübingen en una nota.