No hay más alternativa para los mercados que ver cómo, mañana, la Reserva Federal de Estados Unidos eleva su tasa de interés de referencia un cuarto de punto más, hasta el rango de 1.25 a 1.50%.

 

Es un aumento ya esperado, descontado que va en línea con la idea que mantiene la saliente presidenta del Banco Central estadounidense de regresar a la neutralidad de la política monetaria de manera gradual.

 

Es prácticamente un hecho que dentro de la lista de sorpresas que podemos esperar desde ese país, la política monetaria tenderá a ser la más ordenada y sensata.

 

No podemos decir lo mismo de la política comercial, militar o fiscal que vive a expensas de la siguiente ocurrencia del presidente Donald Trump.

 

El manejo de la política monetaria con la actual conformación del Comité de Mercado Abierto (FOMC por sus siglas en inglés), con Janet Yellen al frente es predecible, porque ha sido congruente entre lo que dice y lo que ha hecho.

 

Se han pronunciado por la gradualidad en ese regreso a una tasa que sea comparable con los niveles inflacionarios de 2%.

 

El indicador que se ha acelerado de manera más notable para fortuna de todos es la creación de empleos.

 

El número de plazas creadas ha superado las expectativas y la tasa de desempleo se mantiene en niveles no vistos en más de 15 años, a la par que mejoran los niveles de ingreso de los trabajadores.

 

Y todo esto en un entorno de inflación baja que llega a presionarse de manera temporal cuando los precios de los energéticos entran en turbulencia.

 

En fin, que palabras más o palabras menos en el comunicado de política monetaria que conoceremos mañana a la par de la decisión de qué hacer con las tasas no deberíamos notar ninguna variación drástica del discurso.

 

Será, además, la última reunión del FOMC en la que Yellen saldrá a dar un mensaje a los medios en una conferencia de prensa, porque en la primera reunión de 2018, que es previa a su salida de la presidencia de la Fed, no hay mensaje posterior.

 

Así que hay cierto morbo de saber cuál será su último mensaje en esa posición.

 

Algo que también aporta tranquilidad al entorno de la Fed es que su sucesor, el abogado republicano Jerome Powell se mueve en la misma línea que Yellen, así que no habría que esperar algún estilo diferente de enfocar la política monetaria.

 

Además, si hacia algún lugar se debe inclinar un designado por Trump es hacia la gradualidad y la prudencia al momento de subir el costo del dinero para no quitar dinamismo a la recuperación económica, algo que por ahora debe encantar a los mercados.

 

Así que todo bajo control con la Fed y sus decisiones. Parece que por ahora las sorpresas no llegarán desde esa importante trinchera. Por lo tanto, es una preocupación menos, lo cual se agradece enormemente en estos tiempos tan convulsionados por el gobierno de la Casa Blanca.