HONG KONG. La “revolución de los paraguas”, como llaman a las protestas por la democracia en Hong Kong, eclipsó el Día Nacional de China con manifestaciones multitudinarias que se extendieron por toda la ciudad y que congregaron a su mayor número de participantes desde que comenzó la ocupación. Con este respaldo, los líderes reiteraron su ultimátum y dijeron que tomarán edificios gubernamentales a partir de hoy jueves si no se cumplen sus demandas de un sistema electoral democrático.

 

 

En el sexto día de protestas consecutivas, el perfil de los manifestantes se diversificó, con numerosos adultos acompañados de niños pequeños o ancianos apoyando a la multitud de estudiantes que lleva en pie de lucha desde el pasado viernes.

 

 

Ayer se celebró el Día Nacional de China, que conmemora el 65 aniversario desde la fundación de la República Popular, una jornada festiva en todo el país asiático que en Hong Kong ayudó a que las protestas aumentaran.

 

 

Pekín se mantiene firme y el órgano del Partido Comunista, el Diario del Pueblo, exigió que no se permita que continúen las protestas “ilegales”. De lo contrario, las consecuencias serán “inimaginables”, subraya.

 

 

Sin embargo, en vez de retroceder, los manifestantes reiteraron su ultimátum a las autoridades. “Como el gobierno ordenó lanzar gas lacrimógeno contra los manifestantes, no hay espacio para el diálogo. El jefe de gobierno (regional) Leung Chun-ying tiene que renunciar”, exigió Lester Shum, vicesecretario de la federación de estudiantes de Hong Kong.

 

 

Shum amenazó con ampliar la protesta con la ocupación de edificios gubernamentales, aunque no mencionó ya la posibilidad de convocar una huelga o ampliar las marchas a otros sectores de la ciudad, como habían dicho el martes que podrían hacer.

 

 

La protesta surgió por la negativa de Pekín a permitir la libre nominación de los candidatos a gobernador de la metrópolis en las primeras elecciones directas que habrá en 2017 en el territorio de siete millones de habitantes.

 

 

De festejo

 

 

La manifestación de ayer comenzó con un minuto de silencio mientras el gobernador Leung Chun-ying y sus invitados brindaban con champagne en una recepción oficial por el Día Nacional de China.

 

 

En su discurso, Leung defendió que “es mejor votar, que no hacerlo”, aunque sea a un grupo de candidatos elegidos previamente por Pekín.

 

 

El líder estudiantil Joshua Wong, de 17 años, y otros activistas dieron la espalda a las banderas cuando eran izadas, como es tradición, las insignias de China y Hong Kong. Los manifestantes mantuvieron las manos unidas entre ellos en alto en silencio.

 

 

Las protestas transcurrieron en calma y la policía se mantuvo en un segundo plano para evitar confrontaciones como las de la noche del domingo. Decenas de miles de personas bloquearon importantes calles en los barrios de Admiralty y Wan Chai en el distrito financiero de Central y en la península de Kowloon. Los fuegos artificiales con los que se celebra normalmente el Día Nacional -por el que hay dos días festivos- fueron cancelados.

 

 

AI denuncia detenciones en varias ciudades

 

 

PEKÍN. Organizaciones de defensa de los derechos humanos denunciaron la detención de al menos veinte personas por la policía en diversos puntos de China por colocar en redes sociales mensajes de apoyo o por planear viajar a Hong Kong para sumarse a las protestas democráticas, y pidieron su inmediata liberación.

 

Según señaló Amnistía Internacional (AI) en un comunicado divulgado en esa ciudad, además, otras sesenta personas habrían sido interrogadas por la policía.

 

China Human Rights Defender (CHRD) cifra en doce los detenidos y otras ocho personas amenazadas o acosadas por las autoridades.

 

Las detenciones se habrían producido en Pekín y en las ciudades sureñas de Cantón y Shenzhen, cercanas a Hong Kong, señaló AI.

 

Amnistía Internacional indicó que la censura china ha intentado bloquear las menciones a las protestas en internet dentro del país, y que la red social de imágenes Instagram fue aislada el martes en la parte continental de China.

 

“Las libertades fundamentales que ejercen cientos de miles de personas en Hong Kong siguen siendo denegadas en la parte continental de China”, señaló un investigador de AI, William Nee, en el comunicado de su organización.

 

Por su parte, el arzobispo emérito de Ciudad del Cabo y premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, pidió a “quienes creen en la democracia” que apoyen a los manifestantes que exigen elecciones libres en las calles de Hong Kong.

 

“Celebro el coraje de los cientos de miles de ciudadanos de Hong Kong que han participado en las manifestaciones masivas (…) para reivindicar pacíficamente su derecho a expresarse en la elección de sus líderes”, dijo Tutu, según un comunicado emitido por su fundación.

 

“Su lucha debe ser apoyada por todos los que creen en los principios de la democracia y la justicia”, agregó este icono de la lucha contra el régimen segregacionista sudafricano del “apartheid”, que a sus 82 años sigue siendo una voz activa en la defensa de los derechos humanos.

 

El líder anglicano criticó asimismo a las fuerzas de seguridad del antiguo protectorado británico por reprimir este domingo con gas lacrimógeno a los manifestantes, una acción que calificó de “golpe amargo” contra “el proceso de transformación pacífico, inclusivo y digno” que representan las protestas.

 

 

Eason Chung el líder del paraguas

 

 

HONG KONG. Eason Chung Yi-wa, quien con tan sólo 22 años se ha convertido en uno de los líderes estudiantiles de la protesta prodemocrática que vive Hong Kong, asegura que la principal intención de los universitarios es “aumentar la concienciade la gente”.

 

“Queremos que cada vez un mayor número de gente se dé cuenta de lo que les corresponde: de su derecho a voto”, destaca en un tono calmado pero firme el estudiante en una entrevista con la Agencia EFE cerca del escenario que se ha instalado en el centro de las manifestaciones, justo a la entrada de la sede del gobierno regional, en la zona de Admiralty.

 

Como uno de los secretarios generales de la Federación de Estudiantes, organización que llamó al boicot en las aulas la semana pasada y posteriormente a la ocupación de calles del centro de la ciudad, el joven admite estar impresionado de la magnitud que ha adquirido el movimiento.

 

“Cuando anunciamos el boicot, no pensamos que tendríamos una respuesta tan abrumadora”, admite el universitario en un fluido inglés, emocionado por los acontecimientos que han puesto a Hong Kong en el foco de medio mundo.

 

Eason Chung Yi-wa cuenta cómo comenzaron con pequeños eventos y planes en la universidad, y acabaron viéndose envueltos en enfrentamientos con la policía, después de que los agentes antidisturbios trataran de reprimir las protestas con el uso de gas pimienta al comenzar a manifestarse en las calles del centro de la ciudad.

 

“Entonces, todo el mundo se sintió parte de nuestra lucha, y comenzó a aumentar el número” de manifestantes, recuerda el estudiante de administración pública, quien espera que más ciudadanos se sumen a la protesta.

 

“Ojalá veamos muchos adultos”, expresa el universitario con voz pausada y tranquila, mientras a lo lejos se escuchan gritos pidiendo democracia.

 

Aún no han decidido un plan de acción para hoy (miércoles), Día Nacional de China y festivo en todo el país, ya que son muchos grupos, muchas voces las que actúan en esta “revolución de los paraguas”, que se caracteriza por su buena organización y por su carencia de un único líder.

 

“Iremos viendo, las circunstancias cambian y tenemos que ir hablando con todas las organizaciones”, explica el líder estudiantil.

 

Para el estudiante, el líder del Ejecutivo de Hong Kong, Cy Leung, cometió “un grave error” autorizando a la policía a “reprimir a los manifestantes pacíficos con el uso de gases”, por lo que, en su opinión, debe dimitir.

 

“Quien va a asumir la responsabilidad de un gobierno ilegítimo en el futuro no es él, somos todos nosotros”, sentencia el líder del movimiento en referencia a las próximas elecciones de 2017, en las que exigen a Pekín que garantice un proceso democrático “real” en la región y deje de lado sus imposiciones.