Bastaron menos de 10 días de una jornada de lucha contra la reforma educativa para que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) pasara de ser una disidencia magisterial organizada y con vínculos con los grupos más radicales de la República a convertirse, quizás, en la organización social más poderosa y temida por todas las autoridades de este país.

 

En su decena de movilizaciones en la capital del país, los maestros de la CNTE arrasaron con todos los símbolos del poder público: le tomaron el Zócalo completito al jefe de Gobierno del DF, golpearon y vencieron a una desarmada Policía Federal, doblegaron e hicieron huir a las Cámaras de Diputados y Senadores, y arrinconaron al Presidente de la República a rendir su primer Informe de Gobierno en medio de un necesario blindaje militar.

 

Es tal la fuerza que ha cobrado esta organización magisterial, surgida en 1979 como disidencia al cacicazgo de Carlos Jongitud Barrios, que una vez que sometió a los poderes constitucionales, ayer enfocó sus baterías a los llamados “poderes de facto”, y con un bloqueo de varias horas a vías primarias como Periférico y Chapultepec, sitió y obligó a las dos televisoras más influyentes, Televisa y TVAzteca, a abrirle espacios para difundir en cadena nacional sus argumentos de lucha contra las reformas constitucionales en materia de educación.

 

Nunca, en sus 34 años de existencia, esta organización sindical tuvo tanto poder como ahora. La caída de Elba Esther Gordillo, ocurrida hace exactamente seis meses a manos del gobierno de Enrique Peña Nieto que la acusó de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, marcó el ascenso de la CNTE que, tras haber sido la más feroz disidencia de La Maestra, aprovechó la crisis de liderazgo en el SNTE para avanzar y tomar las banderas de la lucha magisterial contra la reforma educativa.

 

Paradójicamente se dijo que el presidente Peña Nieto ordenó encarcelar a Elba Esther para frenar un posible movimiento de rebeldía contra su reforma educativa, pero en el gobierno la minimizaron y se olvidaron que del lado de la CNTE estaba el ala más radical del magisterio, la cual se opuso desde el inicio a los cambios constitucionales negociados por los partidos en la mesa del Pacto por México.

 

Nadie sabe exactamente cómo se financia esta organización para costear sus frecuentes movilizaciones, marchas y plantones. Una fuente de ingresos puede venir de los recursos que de manera ilegal les entregan gobernadores de estados como Oaxaca, Michoacán y Guerrero a cambio de frenar sus protestas. Pero en la dirigencia nacional del SNTE hay informes que aseguran que la principal fuente de financiamiento de la CNTE proviene de sus vínculos con la guerrilla del EPR y que varios de sus dirigentes seccionales y de comités están a la vez vinculados con las fuerzas eperristas y son militantes de esas organizaciones subversivas.

 

Hoy, con el poderío que han alcanzado y el sometimiento de las autoridades, la CNTE ha pasado de ser sólo una organización magisterial y es en estos momentos el eje articulador de los grupos más radicales del país que se han propuesto no sólo echar abajo las reformas del gobierno peñista, comenzando por la educativa y siguiendo con la energética y la fiscal que están en ciernes, sino que podrían convertirse en la cabeza de playa de un movimiento desestabilizador que se proponga un objetivo mayor: la caída del gobierno y el cambio de régimen.

 

Si hay o no condiciones para ello ya se verá; por lo pronto lo que hemos presenciado los mexicanos en los últimos días son sólo triunfos, avances y empoderamiento de la CNTE, que se sentó a dialogar con el Congreso después de amedrentarlos, que exhibieron a un jefe de Gobierno secuestrado por el miedo a actuar y que obligaron al Presidente a encapsularse en un campo militar para poder dar su informe. Si eso no es poder entonces quién sabe qué será.

 

NOTAS INDISCRETAS…Entre hoy y mañana, el PAN debe definir quién será el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados para el segundo año legislativo que arranca el domingo. De la decisión que tomen entre Gustavo Madero y Alberto Villarreal saldrá el nombre de quien presida San Lázaro en un periodo especialmente delicado. El michoacano José González Morfín y el queretano Ricardo Anaya encabezan la lista… Se tiran los dados. Doble Escalera.