Los mexicanos ya no queremos más pobres, más desamparados, más indecencia.

 

Las sociedades con mayor desigualdad no solamente son infelices, sino también tienen dificultad para crecer.

 

México necesita cambiar de rumbo, transformarse, necesita salir de la incertidumbre.

 

En los próximos meses, aspirantes presidenciales, hombres y mujeres, verán marcada su suerte. Ellos están luchando para conseguir los votos de sus militantes, que por cierto son muy pocos, sin importarles el conjunto de la sociedad.

 

Muchos intentarán de nuevo abusar de la ciudadanía; otros se la pasarán descalificando a sus oponentes, otros preferirán el silencio, los más buscarán proteger sus intereses, pero ninguno mostrará su posición frente a la situación de riesgo que marca la corrupción.

 

Ante la corrupción es urgente dar con las soluciones, subsanar los errores, los abusos y las complacencias.

 

Todo parece indicar que los aspirantes a Presidente están dispuestos a olvidar qué es lo verdaderamente importante.

 

Las consecuencias dañinas de maniobras en la oscuridad, de partidos políticos, están a la vista.

 

Resultan inmorales sus decisiones sin tener en cuenta a los destinatarios. En México, miles de familias enteras están en situación de riesgo.

 

Contra la corrupción, los discursos ya no alcanzan. No generalizo, no todos son corruptos; también hay gente decente en la política, y espero que se comporten a la altura y defiendan por encima de cualesquiera que sean sus temores, los derechos de millones de mexicanos.

 

La política no es magia; es estrategia, voluntad, compromiso.

 

La corrupción es una humillación para los mexicanos.

 

Está por terminar un sexenio en medio de la desconfianza, con un comportamiento decepcionante y que no pudo salir al paso a los problemas por falta de límites.

 

No es tiempo de debilidades, pero tampoco lo es para convertir la realidad en hostilidad.

 

Hoy es necesario desactivar conflictos.

 

Responder con miedo es retroceso, y tienen miedo los senadores.

 

Incapaces de actuar contra la corrupción, no acuerdan un periodo extraordinario y, por lo tanto, no habrá fiscal anticorrupción. ¿El miedo de los senadores será porque el Sistema Nacional Anticorrupción irá contra ellos?

 

Milonga: ¿alguien le cree a Enrique Ochoa Reza, líder nacional del PRI, cuando dice que en las elecciones del Estado de México su partido le demostró a Morena que puede ganarle?

 

jfcastaneda9@hotmail.com

 

caem