Después de responder -con el mismo rollo trillado- a las insistentes preguntas de los reporteros sobre las causas de por qué la economía no crecerá este año al cuasi 4% como lo había pronosticado la secretaría de Hacienda, Fernando Aportela expuso: claro que estamos creciendo. Y quien no lo quiera ver es un miope, pareció decir.

 

Para tratar de convencer al auditorio, el subsecretario de Hacienda se sacó de la manga el siguiente argumento: “El INEGI publicó el dato del Producto Interno Bruto para el primer trimestre de 2014 que a tasa anualizada fue de 1.8%, y el dato desestacionalizado, es decir, el dato que quita el efecto calendario de la Semana Santa, fue de 0.3%, que es mayor que el observado en el último trimestre de 2013 de 0.1%. O sea que crecimos porque pasamos de 0.1 a 0.3%.” ¡Qué a toda madre, no! Le faltó decir al funcionario.

 

Entonces ¿por qué la percepción de la mayoría de la población es que a este país tan maravilloso, con abundantes recursos naturales, con tan bonita gente, con billones de pesos en la bolsa para invertirlos en obras de infraestructura, desarrollo social, educación, salud… parece, nada más parece, que se lo está llevando la tristeza? ¿Por qué si con las reformas transformadoras, principalmente la energética, estamos a punto de vivir la nueva época de oro del petróleo que nos dejará cientos de miles de millones de pesos cada año durante los próximos lustros, esa misma gente siente que no hay avances en la economía, que faltan empleos, que el bienestar para la familia es una ilusión, que…?

 

Ya les dije que quienes no ven el crecimiento ¡están miopes!, insistió Aportela. Lo que ocurrió en el primer trimestre fue que algunos factores impidieron que se viera en todo su esplendor y se sintiera en todo México el efecto del gasto público, por ejemplo. Y abundó: el clima extremadamente malo en Estados Unidos provocó lluvias, vientos, huracanes, tornados, heladas, tormentas eléctricas y nevadas inesperadas que influyeron en el comportamiento de nuestra economía. Pero todo eso ya pasó y no volverá a repetirse de aquí a que termine el año, pronosticó el meteorólogo Aportela, perdón, el subsecretario. ¡Pues aguas “magazo” porque dicen los expertos que ahí viene el fenómeno de “El Niño”, ah y también los movimientos telúricos!

 

Cansados de tantas vaciladas, las muchachas y muchachos de la prensa le preguntaron al subsecretario por qué el titular de Hacienda no acudió a explicarles personalmente y en persona la decisión de la dependencia de reducir su pronóstico de crecimiento del PIB de 3.9 a 2.7% para 2014, a lo que aquél respondió: ¡Para eso estoy yo! Explicar lo inexplicable es el papel de la subsecretaría que presido, pareció decir. Ah, entonces el “vicepresidente”, perdón, el señor secretario tiene cosas más importantes que hacer, como andar vendiendo urbi et orbi las expectativas en materia de crecimiento económico, inversiones, creación de empleos, etcétera, que nos darán todas las reformas transformadoras, mascullaron algunos de los asistentes. ¡Eso, eso es precisamente lo que mejor sabe hacer! Exclaman los observadores políticos objetivos, imparciales, enhiestos y erectos. Y quien lo dude, ahí está su nueva declaración: “Vamos por el camino correcto…” Pues ha de ser el que nos lleva al precipicio, le responden algunos dirigentes de los organismos cúpula del sector empresarial. Los “cupuleros”, pues.

 

Así de serio toman los “itamitas” el delicado asunto del crecimiento económico del país.

 

AGENDA PREVIA

¿Qué contendrán las notificaciones que envió el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) a las empresas América Móvil/Telmex/Dish? ¿Habrá confirmado el regulador que se engañó a la autoridad escondiendo los contratos llamados “Put and Call Option” y “Remedies Agreement”, suscritos por ambas compañías?

 

¿Comprobó el Instituto que la extinta CFC nunca conoció el Proyecto Alpha, que contempla un convenio entre Telmex y Dish México, en el que la telefónica tendría la opción de comprar 51% del operador de TV de paga por 325 mdd? ¿Constató el IFT que esas empresas proporcionaron información falsa e incompleta a las autoridades regulatorias del país en torno a su asociación estratégica? ¿Le habrán notificado a América Móvil/Telmex/Dish la pérdida de sus títulos de concesión? ¿Sólo se les multará? ¿Únicamente se les exigirá que rompan ese acuerdo de inversión?

 

Preguntas, preguntas, muchas preguntas. Pero ninguna respuesta clara hasta este momento. En virtud de que el verbo que más le gusta conjugar al IFT es el de especular, no queda otra más que hacer lo propio. Especular. ¿Se habrán dado cuenta ya los comisionados de los efectos nocivos de la especulación cuando sustituye a la información? Mala estrategia la del silencio del órgano regulador que por lo pronto aporta nuevas dosis de incertidumbre al sector. Y apenas empiezan.